martes, 11 de agosto de 2009

No huir; buscar lo verdadero

A veces se aspira a nuevas ideas sin sanear del todo las viejas; la confusión produce cada vez más error y lo bueno se distorsiona.
Uno no necesita huir; si algo duele mucho, no es sólo por la entidad de lo que causa dolor sino por la incapacidad de dimensionarlo. Y, la libertad y madurez, está, sobre todo, en poder dimensionarlo. Porque eso significa que uno tiene alguna entidad consistente.
Uno no necesita huir. Siempre lo mejor es poder dar a cada uno el lugar que le corresponde; no el que pretende o le "correspondería" formalmente. Por eso, las personas que quieren embucharse todo, no eligen nada... y terminan perdiendo todo... porque se transforman en más o menos embretados autofrenados de sus propias seguridades indecisas.
Otra cosa es la paciencia con las cosas claras, dificultosamente, pero claras... espacios que, duros tal vez, generan salud.
La practicidad a veces, creo, contribuye a la confusión y no ayuda a la claridad de visualizar decisiones.
No hay que mirar que te duele o gusta para entrar en un mundo objetivo. Que es verdad, en lugar de que ME viene bien. Que es malo, no que no ME gusta o ME conviene. Claro eso está en una especie de dimensión "dogmática" o sea no comprable o manipulable. Eso saca de la vida de novela o ciencia ficción en que se desplaza gran parte de las existencias teatrales desde las sábanas al escritorio.
Lo importante es buscar lo claro y verdadero. Si a uno le importa, lo encuentra y el tiempo dará madurez.

sábado, 1 de agosto de 2009

Incurable?

Lo bueno es aprender a vivir vulnerable...y, entonces, uno realmente empieza a vivir.
Y curar lo que uno tiene que sanar, pero no pretender inventar lo que no existe. Ahí uno no se cura nunca.
La verdad sólo se rebela con el tiempo y, en última instancia, en la tumba misma... cuando ya todo es irreversible y, lo que se logró self-conquistar... no puede atravesar por el ojo de la vida.
De todos modos, en el mientrastanto... todo fugitivo construye o una novela o una obra de ciencia ficción. En el cine es aleccionador e inspirador; en cambio, en gente que transita como si estuviera viva es entre patético y muy doloroso.