domingo, 14 de febrero de 2016

Aprender, crecer y vivir


Tengo el privilegio de haber escuchado lo que jamás habría imaginado.

Si tuviera que resumirlo usaría el título de un auto sacramental: El gran teatro del mundo. Don Calderón dice: "sueña el rey que es rey y vive con ese engaño dirigiendo y gobernando; sueña el que a medrar empieza; sueña el que afana y pretende...".

O ese cuento de Borges Las ruinas circulares...

No hace falta ir lejos, en otros... solo me interesa entrar en mi pecado... solo puedo entrar en el...
Solo Dios pudo entrar en el de otros!!!!

Nadie puede ponerse en los zapatos de otro: puede ver que pasa con los suyos y servir a otro pero no hacerlo por el: cuando hacemos solo colaboramos... si pretendemos hacerlo por el otro rozamos o nos hundimos en la locura!!!!

El amor no puede ser fusión!

No es que hubiera visto mucho: basta con escuchar mejor lo mío.

Y, haber visto lo de otros es un modo maravilloso de evitar caer en la teatralidad... o jugar a no caer...

Por eso, no son certezas sino experiencias de vida. Si uno no vive con sus experiencias claras y abiertas... tiende a fabricar seguridades que esconden intereses... 

Que como fantasmas se esconden de quienes los escondió: es la trampa del mal que siempre estrangula con la verdad... a la larga.

El tema es recibir un fracaso estrangulante con amor para aprender a vivir y no para recuperar energía!

Cuando Jesus curaba decía: "no vuelvas a pecar porque te sobrevendrán males aún mayores".

Vivir mal es peor que padecer... aunque duela menos en el breve instante. Después da la sensación del tiempo perdido... de no haber vivido.

Y eso sólo la misericordia que saca del poder del tiempo puede liberarlo.

Yo prefiero no soñarme ni buscar ensonamientos colectivos... 

Prefiero aprender, crecer y vivir. Los sabios se retiran y encuentran. Los ídolos dependen del soporte.