Mejor que uno no tenga claro la verdad. La verdad es sagrada. Que mucha gente la utilice para generar poder en el peor sentido, con o sin "dogmas", es otro asunto. Pero es sagrada. Y, como el juego, si esas dimensiones humanas no están aún abiertas, o están atrofiadas por distintos motivos y combinaciones, entonces uno ha ido generando historias sin una percepción, sensación y elección de la vida real. Uno crea algo así como su Disneylandia a la medida de la moda y de las ilusiones; y eso no es vida.
Y, salvo Dios, nadie te enseña a vivir, porque te atrapan para sus intereses de todo orden... TODOS. El drama de estas aprensiones es que uno tampoco va a recibir lo saludable cuando aparece porque lo compara con esto: una vez un chico me decía "vos lo que querés es que yo sea bueno y justo como lo pretenden mis padres"... Y era justo lo contrario... estaba tratando a ayudarlo a que buscarla la bondad y la justicia pero por él mismo. Estaba tan habituado a mentir y a usar para sobrevivir como una especie de "comando"... que no se daba cuenta de que terminaba siendo un mercenario... Y, al querer ayudarlo... volvía atrás y se refugiaba en su dolor, que ya sabía cómo funcionaba, en lugar de atravesar el terror de la desolación para encontrar algo nuevo y saludable.
Dios es el ÚNICO que busca nuestro bien; no los caprichos o las inmadureces: con eso es implacable porque yo terminaría perdido en mi propia confusión, con miles de justificativos que me alivian como las drogas pero que, en realidad, me están matando, y tanto peor cuanto más dinero tuviere para conseguir las más sofisticadas.
Por eso, la gente en general, produce diarreas de dolor y sos el inodoro de los alivios... pero no un espacio de comunión para encontrar el perdón y la fiesta de la vida... El perdón se usa pero no se vive... porque, reconocerlo profundamente, pondría en cuestión el mecanismo patológico de superviviencia: la manipulación seductora... con violencia o con dulzura o con alternancias de ambas.
Es un riesgo... que vale la pena correr... Pero mejor no saber qué quiere uno... el tema es que eso madure a que me enseñen y no en agazaparse en el dolor para asaltar la clave de la verdad e intentar dominarla. En el Evangelio de hoy, después de la multiplicación de panes y pescados, se quieren apoderar de Jesús... y él huye solo... a la montaña. Porque no buscan el amor sino la panza llena... y eso es una pobreza infantil.