sábado, 25 de julio de 2009

No sé

No saber lo que te puede pasar...es de lo mejor que te puede pasar. Porque, saberlo, es tratar de exorcisar el miedo de vivir y la energía puesta en crear fantasías socialmente aceptables.
El Amor no sabe lo que va a pasar: sí, sabe que va a amar. Que puede aprender a amar. Que el amor viene de una fuente como del agua y uno de una especie de chispa intelectual.
Y, lo que uno pide para los que quiere aprender a amar es sólo eso: que puedan percibir más clara y firmemente que lo único que no les faltará es el amor para vivir y atravesar lo que tengas delante.
El otro o la vida no son programables. La gente puede morir en cualquier momento. La gente se raya con facilidad e insospechadamente. Los otros pueden abusar y uno no tener posiblidades de responder a eso. Uno puede cometer errores imprevisibles algunos, pero dificilmente detectables y corregibles. Todo es como, al menos, parte del mapa de la realidad.
Pero lo que uno sí puede hacer, es aprender a amar... Pero para eso... mejor no saber y mejor es ponerse en las manos de Dios.
La tentación: ser un chico caprichoso; me pongo en sus manos... pero trato de seducirlo con cosquillitas o atraparlo con lamentos... para que finalmente, desdes sus manos, sea algo parecido al genio de la lámpara de Aladino: "Amo, tus deseos son órdenes"...
Pero eso fracasa. Porque Él JAMÁS deja de dar una mano; pero lo que hace, por misericordia, no significa que me esté ni avalando ni aprobando... simplemente me ofrece un tramo de vida para que me anime a salir de mis distintas formas de muerte... Y viva...
Si se puede programar, entonces, no es amor y no puede haber fidelidad.
En el amor hay fidelidad, no porque algo brinde seguridades, sino por comunión en la misma verdad y el mismo bien... con la riqueza personal. No es algo externo. No comprable. No medible ni por mercados ni expectativas.
Para el artista el oro es sólo un material que produce un efecto estético... el problema es si podrá tener el dinero para comprarlo; salvo para el pervertido, que pone el oro, no por belleza, sino para exaltar la codicia de quien se ha hecho rico a costa de los demás y quiere, con el brillo de las cosas, tapar sus viejos dolores de oscuridades aparentes... oscuridades a veces con más luminosidad que los brillos... pero que ha caído en comprar las historias de los mercados... "sólo se ve bien con el corazón... lo esencial, es invisible a los ojos".
En el programa SIEMPRE hay intereses y, su pobreza, se sobrelleva con los "gustos"... pero, lo que no te cuenta... es que SIEMPRE también, hay que pagar "expensas"; entonces, jamás habrá verdadera delicadeza y generosidad... sino sólo juegos compensatorios para salvaguardar contactos, intereses, influencias...; los orgasmos, también entran dentro de las expensas, como las caricias o los "pobres momentos" compartidos... aún cuando estuvieren rodeados de esplendor decorativo...

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