miércoles, 15 de julio de 2009

Dios es genial

Por eso inspiró el sacramento de la reconciliación: lo más profundo es sólo para Dios, uno mismo, un psiquiatra y/o alguna persona que mire SOLO
con amor maduro.
Uno puede querer a alguien pero esa persona ser o rayada o trastornada. Y el diálogo entonces, no es para encontrarse sino para coleccionar. Y uno puede coleccionar cosas, no gente: porque la relación caería bajo reglas de "mercado".
Y uno puede abrir hasta donde es mirado con amor del que viene de Dios y no de los juegos y combinaciones de los afectos en la coctelera del cariño. Si uno le pide a Dios y se pone en sus manos, no en su poder, El ayudará. A Dios le fascina la felicidad. Y entrego a su hijo Unico para que nos diéramos cuenta.

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