jueves, 31 de diciembre de 2009

Optimismo y esperanza

Uno diría, posiblemente que en la "esperanza" de un mundo mejor, un año mejor, una vida mejor...
Y, tal vez, muchas frustraciones de la "esperanza" que hemos experimentado y padecido... posiblemente ocurrieron y de esos modos... por no haber sido guiados por la esperanza... sino por una especie de "optimismo".
El optimismo, en este sentido, más bien tiene que ver con las seguridades... que todo suceda como lo "presentimos" favorable... En aquello y de aquel modo en que hemos arriesgado las "mejores energías". La sensación de que aquellos... especie de puntos de apoyo... que me brindan una "sensación" de protección y seguridad no se alteren, se corrijan o se mejoren y se afiancen.
Pero escasamente solemos tener una percepción cabal, más madurable y profunda de lo que nos hace bien. Muchas veces queremos cosas buenas pero en el orden de prioridades incorrecto. O queremos, como criaturas, afianzarlo todo y todo junto, para que nuestra colección nos demuestre y probemos a los demás que somos capaces de conservar todo lo que nos da placer o una especie de dimensión de solidez.
Muchas veces la dulce Providencia del Buen Dios tocó nuestra realidad, nuestra carne, nuestra salud, nuestra fortuna, nuestra fama... nuestras "posesiones" o "adquisiciones" de todo orden... Y sentimos que el año cerró mal o con mal pronóstico o desventurado... O, lo que es aún peor: cierra como lo esperaba y me aposento sobre esa sensación... algo asì como triunfal.
La esperanza, de la mano del ángel, nos toca sobre el hombro y nos llama. Nos dice que nada es tan intenso ni tan definitivo ni tan imprescindible. Nos dice que lo único así, seguro y firme, definitivo, es lo eterno... y sólo cuando uno lo busca, recibe y comparte en el Amor... sólo así.
La esperanza destiñe y desluce nuestras fantasías para que no nos fundamos en ellas y desperdiciemos lo mejor de nosotros y lo más escaso que es el tiempo. La esperanza desata de los traumas y complejos e invita a caminar y a descubrir posibilidades nuevas futuras y a apreciar los recursos con los que más o menos torpemento sobrevivimos y atravesamos mil experiencias más o menos dramáticamente deteriorantes.
La esperanza nos ayuda a poner el centro de la mirada más allá del tiempo y a relativizar y reubicarlo todo acá abajo... personas, situaciones, sentimientos... coleccione, logros, depresiones y quebrantos de todo orden.
Nos saca de las "bondades" de las ilusiones humanas y las expectativas sociales para llevarnos al bien real del Amor. Y despierta un olfato -tanto más firme que los sentidos de los animales- que nos hace abandonar y seguir más adelante de lo que atrae y cautiva.
En el final de la esperanza está el abrazo del Padre y en el tiempo de la esperanza está Jesús como Buen Pastor de los pasos de cada día y el corazón consolado, alentado y fortalecido por el Espíritu.
Les deseo un año sin optimismos sino en la positividad de la esperanza... y en Dios... el Señor del Amor... para que sea desde lo profundo, no tanto de la variable y manejable emotividad sino desde lo profundo de cada uno de sí mismos.

domingo, 20 de diciembre de 2009

Aún si no hay espacio, puede haber lugar

No había lugar para ellos"... para un hombre de la familia del lugar pero que había tenido que ir a ejercer su oficio de carpintero lejos. Ni para su mujer embarazada y su hijo a punto de ser dado a luz.

Dios era extraño porque venía vestido de hombre. Si hubiera estado vestido de esplendor, tal vez sí, alguien le hubiera ofrecido hasta las "llaves" del pequeño villorio. Pero no, justo eligió lo más inapropiado para un Dios... vestirse de lo mismo que amaba.

Además vino de afuera... y siempre los extraños generan una lógica inseguridad. No pertenecen al ámbito de lo "mío", de lo propio, de la sangre, del linaje, del club, del colegio, del nombre de familia, de lo conocido o de lo manejable. Solemos rechazar y negar lo que no nos brinda algo tan básico como la mínima tranquilidad.

Cuando no hay "espacio" -por cualquier razón que hubiese- entonces, tampoco podemos ofrecer un lugar.

No somos queridos ni bienvenidos o somos en cambio rechazados. Medidos, juzgados y encontrados no aptos, convenientes, bellos, placenteros, adecuados... sin ninguna perspectiva de "proactividad" eventual ni rentable en ninguna de sus formas imaginables.

Pero sí, HAY un "pesebre". No es el vacío o "lo que queda"... algo así como el "espacio de la Cenicienta". O, como decimos crudamente en un exabrupto o pensamos amablemente en el ámbito de los intereses: "vos no existís". Ese lugar del rechazo, el pesebre, se transforma en una POSIBILIDAD. Donde las emociones humanas se estrangulan y angustian, ahí mismo, aparece una fuente de vida.

Es la famosa lógica de la botella medio llena o de la medio vacía... o, diríamos, de la botella o no haber NADA adentro... no había ni espacio ni lugar...

Pero ahí mismo, donde no veo nada y siento que falta todo y que crece... como desde dentro de esa nada el rechazo y la angustia... ahí puede haber amor.

El Amor, que es más fuerte que la muerte.

Hace dos días una persona me decía que lo único seguro en la vida era la muerte. Y, fue genial, porque me ayudó a verlo mejor; le respondí que "no"... que lo único seguro, y más que la muerte es el amor. Porque también la muerte se va a acabar y pasar pero el amor la precede y atraviesa... es lo único que puede trascender y hacerse eterno...

Ahí donde hay un pesebre de nada y rechazo yo puedo elegir y decidir libremente poner oración, por mí, para no atraparme en esa perspectiva de rechazo; y por los que me hieren, para que pueden vislumbrar algo mejor para ellos y para compartir, que su miedo o su brutalidad.

Puedo poner esperanza de que la botella está... aunque haya vacío, y, con mi creatividad fabulosas y recursos propios -que TODOS tenemos... sino Dios sería un monstruo voraz que nos hubiera podido mandar por error a "esta vida" pero sin el equipo suficiente para atravesarla... el tema es si yo sé ver el equipo que Él me dio... o sólo hurgo dentro de lo que espero tener como "capacitación"- con todo eso puedo estar, con el amor, dentro de la nada del pesebre y dentro del dolor mismo y poner ahí dentro lo que eso no me puede dar... porque me lo da el amor. El Amor, desde dentro, nos brinda MUCHO MÁS de lo que nos falta...

El problema es si nosotros podemos trascender nuestras lágrimas... Cuando tenía 18 años me regalaron un cartel que decía algo así como: si de noche lloras por el sol, las lágrimas te cubrirán los ojos y no podrás ver las estrellas...

Que la Estrella de Belén... signo de un Dios que eligió llamarse "Dios que nos nosotros" y que prometió estar con nosotros "todos los días hasta el fin del mundo" nos ayude a trascender nuestras medidas y previsiones. Y nos ayude a transportarnos incluso de nuestras seguridades o miedos emotivos y ver LO QUE DIOS quiere hacer. La Navidad es un misterio... y los misterios no se analizan... sólo se reciben y se comprenden.

Para recibirlos... tenemos que ser como ante Papá Noel: volvernos como niños pequeños... si no, ya sabemos que Papá Noel no existe y los regalos dejan de tener la "magia" de ser dones y se transforman en intercambios comerciales gratos... o pesados... cuando no nos luce la conveniencia posterior...
Para comprenderlos necesitamos renunciar al caudal de nuestra capacitación y experiencia y callar... como si, para recibir una nueva sinfonía tuviéramos que quedarnos quietos y prestar atención... Si escuchamos algo y mientras tanto seguimos con otra música encendida... tendremos algo parecido al sólo ruido de una calle... multifacética, pero estruendosa y confusa...

Una muy Santa Navidad en el misterio del Amor que eligió vestirse de lo que amaba... aunque era lo opuesto de lo que había soñado y formado.

martes, 11 de agosto de 2009

No huir; buscar lo verdadero

A veces se aspira a nuevas ideas sin sanear del todo las viejas; la confusión produce cada vez más error y lo bueno se distorsiona.
Uno no necesita huir; si algo duele mucho, no es sólo por la entidad de lo que causa dolor sino por la incapacidad de dimensionarlo. Y, la libertad y madurez, está, sobre todo, en poder dimensionarlo. Porque eso significa que uno tiene alguna entidad consistente.
Uno no necesita huir. Siempre lo mejor es poder dar a cada uno el lugar que le corresponde; no el que pretende o le "correspondería" formalmente. Por eso, las personas que quieren embucharse todo, no eligen nada... y terminan perdiendo todo... porque se transforman en más o menos embretados autofrenados de sus propias seguridades indecisas.
Otra cosa es la paciencia con las cosas claras, dificultosamente, pero claras... espacios que, duros tal vez, generan salud.
La practicidad a veces, creo, contribuye a la confusión y no ayuda a la claridad de visualizar decisiones.
No hay que mirar que te duele o gusta para entrar en un mundo objetivo. Que es verdad, en lugar de que ME viene bien. Que es malo, no que no ME gusta o ME conviene. Claro eso está en una especie de dimensión "dogmática" o sea no comprable o manipulable. Eso saca de la vida de novela o ciencia ficción en que se desplaza gran parte de las existencias teatrales desde las sábanas al escritorio.
Lo importante es buscar lo claro y verdadero. Si a uno le importa, lo encuentra y el tiempo dará madurez.

sábado, 1 de agosto de 2009

Incurable?

Lo bueno es aprender a vivir vulnerable...y, entonces, uno realmente empieza a vivir.
Y curar lo que uno tiene que sanar, pero no pretender inventar lo que no existe. Ahí uno no se cura nunca.
La verdad sólo se rebela con el tiempo y, en última instancia, en la tumba misma... cuando ya todo es irreversible y, lo que se logró self-conquistar... no puede atravesar por el ojo de la vida.
De todos modos, en el mientrastanto... todo fugitivo construye o una novela o una obra de ciencia ficción. En el cine es aleccionador e inspirador; en cambio, en gente que transita como si estuviera viva es entre patético y muy doloroso.

domingo, 26 de julio de 2009

Mejor no saber

Mejor que uno no tenga claro la verdad. La verdad es sagrada. Que mucha gente la utilice para generar poder en el peor sentido, con o sin "dogmas", es otro asunto. Pero es sagrada. Y, como el juego, si esas dimensiones humanas no están aún abiertas, o están atrofiadas por distintos motivos y combinaciones, entonces uno ha ido generando historias sin una percepción, sensación y elección de la vida real. Uno crea algo así como su Disneylandia a la medida de la moda y de las ilusiones; y eso no es vida.
Y, salvo Dios, nadie te enseña a vivir, porque te atrapan para sus intereses de todo orden... TODOS. El drama de estas aprensiones es que uno tampoco va a recibir lo saludable cuando aparece porque lo compara con esto: una vez un chico me decía "vos lo que querés es que yo sea bueno y justo como lo pretenden mis padres"... Y era justo lo contrario... estaba tratando a ayudarlo a que buscarla la bondad y la justicia pero por él mismo. Estaba tan habituado a mentir y a usar para sobrevivir como una especie de "comando"... que no se daba cuenta de que terminaba siendo un mercenario... Y, al querer ayudarlo... volvía atrás y se refugiaba en su dolor, que ya sabía cómo funcionaba, en lugar de atravesar el terror de la desolación para encontrar algo nuevo y saludable.
Dios es el ÚNICO que busca nuestro bien; no los caprichos o las inmadureces: con eso es implacable porque yo terminaría perdido en mi propia confusión, con miles de justificativos que me alivian como las drogas pero que, en realidad, me están matando, y tanto peor cuanto más dinero tuviere para conseguir las más sofisticadas.
Por eso, la gente en general, produce diarreas de dolor y sos el inodoro de los alivios... pero no un espacio de comunión para encontrar el perdón y la fiesta de la vida... El perdón se usa pero no se vive... porque, reconocerlo profundamente, pondría en cuestión el mecanismo patológico de superviviencia: la manipulación seductora... con violencia o con dulzura o con alternancias de ambas.
Es un riesgo... que vale la pena correr... Pero mejor no saber qué quiere uno... el tema es que eso madure a que me enseñen y no en agazaparse en el dolor para asaltar la clave de la verdad e intentar dominarla. En el Evangelio de hoy, después de la multiplicación de panes y pescados, se quieren apoderar de Jesús... y él huye solo... a la montaña. Porque no buscan el amor sino la panza llena... y eso es una pobreza infantil.

sábado, 25 de julio de 2009

Controlar versus vivir

Es MUCHO MÁS SANO no saber, que querer conservarlo todo. Porque, en lo primero uno puede -si está humilemente abierto- aprender. En cambio, en lo segundo se aumentan las tensiones y la confusión.

El problema es que, en un "aspecto", ambas situaciones tienen como un parecido exterior. Sólo en lo interior se puede producir la diferencia si uno puede equivocarse, pedir perdón, dejar, enfrentar el tomar algo nuevo.

Y, tanto más se complica cuando, a lo mejor lo "nuevo" es lo mismo de siempre desde otra perspectiva completamente diferente. No el probar nuevas experiencias a ver si alguna me cae. Es necesaria una reflexión profunda para aprender a vivir y no pasarse la vida prendido -sin mala intención... tal vez... pero, ciertamente con un sistema de miedos y controles- de lo último de moda.

Hace falta una sintonía profunda en la que lo que haga sea mi vida, y no un campo de experiencias de otros. Algo así como desarrollar una especie de "olfato" de la verdad. Que no es un absoluto aprisionante sino una condición de salud... para poder encontrar perspectivas y crear.

Un grupo de gente que creó "Abrir la Puerta" para enseñar a los niños a jugar, explican como, en el centro del juego, se libera una energía en la que la temporalidad pasa a un segundo plano y se abren canales de creatividad. Sin esa experiencia no hay crecimiento, para decirlo de algún modo... sino simplemente un pobre desarrollo... Que a veces puede parecer espléndido... porque encuentro un "nicho de mercado".

Jugar, en el sentido antiguo y profundo del ocio... es la gozosa actividad de la no actividad... que deja de hacernos pasivos y pacientes y nos torna creativos y abiertos. Algo de eso es vivir. No esperar que se cierre el "catálogo" de la felicidad , la tentación omnipresente de los "mercados"... sino entener que la vida no es un lecho de rosas aunque uno pudiera plantar un jardín.

Y nada tan estresante como pensar que va a ser fácil vivir. Y nada tan lejos de la sintonía con la vida como pretender fabricar "úteros" de tranquilidad. Crear, descansar, reparar... son vitales: y, como las dos cosideraciones al principio... el peligro, la tentación, es que se parecen a cosas que no tienen más que ver con la pobreza de la codicia y el miedo al aislamiento.

No sé

No saber lo que te puede pasar...es de lo mejor que te puede pasar. Porque, saberlo, es tratar de exorcisar el miedo de vivir y la energía puesta en crear fantasías socialmente aceptables.
El Amor no sabe lo que va a pasar: sí, sabe que va a amar. Que puede aprender a amar. Que el amor viene de una fuente como del agua y uno de una especie de chispa intelectual.
Y, lo que uno pide para los que quiere aprender a amar es sólo eso: que puedan percibir más clara y firmemente que lo único que no les faltará es el amor para vivir y atravesar lo que tengas delante.
El otro o la vida no son programables. La gente puede morir en cualquier momento. La gente se raya con facilidad e insospechadamente. Los otros pueden abusar y uno no tener posiblidades de responder a eso. Uno puede cometer errores imprevisibles algunos, pero dificilmente detectables y corregibles. Todo es como, al menos, parte del mapa de la realidad.
Pero lo que uno sí puede hacer, es aprender a amar... Pero para eso... mejor no saber y mejor es ponerse en las manos de Dios.
La tentación: ser un chico caprichoso; me pongo en sus manos... pero trato de seducirlo con cosquillitas o atraparlo con lamentos... para que finalmente, desdes sus manos, sea algo parecido al genio de la lámpara de Aladino: "Amo, tus deseos son órdenes"...
Pero eso fracasa. Porque Él JAMÁS deja de dar una mano; pero lo que hace, por misericordia, no significa que me esté ni avalando ni aprobando... simplemente me ofrece un tramo de vida para que me anime a salir de mis distintas formas de muerte... Y viva...
Si se puede programar, entonces, no es amor y no puede haber fidelidad.
En el amor hay fidelidad, no porque algo brinde seguridades, sino por comunión en la misma verdad y el mismo bien... con la riqueza personal. No es algo externo. No comprable. No medible ni por mercados ni expectativas.
Para el artista el oro es sólo un material que produce un efecto estético... el problema es si podrá tener el dinero para comprarlo; salvo para el pervertido, que pone el oro, no por belleza, sino para exaltar la codicia de quien se ha hecho rico a costa de los demás y quiere, con el brillo de las cosas, tapar sus viejos dolores de oscuridades aparentes... oscuridades a veces con más luminosidad que los brillos... pero que ha caído en comprar las historias de los mercados... "sólo se ve bien con el corazón... lo esencial, es invisible a los ojos".
En el programa SIEMPRE hay intereses y, su pobreza, se sobrelleva con los "gustos"... pero, lo que no te cuenta... es que SIEMPRE también, hay que pagar "expensas"; entonces, jamás habrá verdadera delicadeza y generosidad... sino sólo juegos compensatorios para salvaguardar contactos, intereses, influencias...; los orgasmos, también entran dentro de las expensas, como las caricias o los "pobres momentos" compartidos... aún cuando estuvieren rodeados de esplendor decorativo...

miércoles, 15 de julio de 2009

Ambigüedad

La ambigüedad nunca se domina ni se controla. Ella gana SIEMPRE si uno pensara ingenuamente en poder llevarla o domesticarla. Uno termina domesticado por ella y se crea, entonces, un estilo de vida mentiroso. En eso es que digo que el hagoloquepuedo es una transfugada TOTAL con todo el mundo, empezando por uno mismo.

La ambigüedad sólo se cura con la verdad. Y la verdad produce dolor, pero sana; y, la fortaleza que surge de la verdad, es INDESTRUCTIBLE. Porque tiene consistencia; y, cuando hay amor, entonces la dificultad no importa.

Por eso yo pienso que, para casarse, no hay que PROMETER crecer -la gente promete todo tipo de cosas con tal de no "perder" los "contactos" para sus intereses... vidas de "agenda"...- sino que uno tiene que ver que el otro ha abierto y despertado sus mecanismos internos de crecimiento y todo está funcionando bien. Lo cual, como el caminar de un niño, no supone que no pudiere haber trastabilladas y caídas y golpes y corridas al hospital... pero el chico está caminando.
Otra cosa son las dilaciones con entretenimientos gratos. Y, acá, en los supuestamente adultos, la sexualidad juega un papael crucial: el del GRAN ENTRETENIMIENTO con afectividades atadas a carencias y fuertemente inmaduras y con gustos muy primarios porque son más que nada físicos, permitiendo el cerebro sazonar con todo tipo de cosas que no existen en la realidad delante... una especie de vidas virtuales.

Por eso el retraso de las pulsiones y el no ponerlas como la tinta del contrato. Y el abrir toda la ambigüedad para que la luz cure la duplicidad y la tentación de gobernar el bien y el mal en función de fantasías autodestructoras -aunque gratificantes en el primer momento- esa claridad... es IMPRESCINDIBLE para que haya un principio de amor verdadero, sano y libre.
No se puede consentir la ambigüedad. Por eso, las personas que hacen de ella su respiración, no toleran no estar a la altura, porque no tienen la humildad planteada de ir creciendo y se agazapan en el hagoloquepuedo.

La gente miente porque no aceptamos, ni vivimos ni nos planteamos lo que dice la Sgda Escritura: "no pretendo grandezas que superan mi capacidad, sino que acallo y modero mis deseos como un niño en brazos de su madre".

Entonces, entre ofendidos por haber sido descubiertos y defraudados, dentro de nuestra propia fantasía labrada con TANTO esfuerzo ... entonces o nos desmoronamos y... ahí el suicidio incluso, o nos hacemos más arrogantes, mentirosos y fantasiosos.

La humildad, en cambio no nos apoca ni clausura en conformismos de "mediocres" o de "perdedores"... sino que nos pone en nuestro LUGAR EXISTENCIAL: el único en el que y desde el cual podemos vivir con amor.

La persona que no tolera la verdad lo vive todo como inestabilidad.
Uno se siente vacío cuande se vivencia como si fuera un auto. Y va al altar a buscar la nafta... Vida MI SE RA BLE.

Si uno estuviera vacío, Dios sería un monstruo. La alegría no está afuera, los dones no están afuera. Uno tiene adentro todo lo que necesita. Lo de afuera es sólo ocasión de encuentro para la comunión pero no comida como combustible.

Por eso es de TERROR usar lo de afuera para llenar vacíos internos. Eso es no percibirse a sí como persona y no entender la verdadera sede de los dones y los recursos. El exterior es el espacio sólo de expresión y de encuentro. Por eso NO ME FALTA NUNCA NADA. Y los santos pueden decir, sanamente, "sólo Dios basta".

Cuando esto no está planteado la existencia es como vivir de feria con la angustia de que los "mercados" estén o no abiertos y del precio de cada día... y de cómo cerré mi "book" en la operatioria de ese día... con el aditamento supremamente alienante, de que los mercados, salvo horarios de fines de semana... siempre permanecen abiertos: y el Domingo mismo ya podés estar conectado con Asia... Te queda a lo más, algo de Sábado libre para dormir y reparar... El resto son "alivios" de las tensiones, llenados con colecciones más gratas... cositas... Y, por las noches, la recorrida y visita a la galería familiar. Y, cuando hay estética, hasta parece haber "arte"... pero todo es perversión, sin belleza.

Dios es genial

Por eso inspiró el sacramento de la reconciliación: lo más profundo es sólo para Dios, uno mismo, un psiquiatra y/o alguna persona que mire SOLO
con amor maduro.
Uno puede querer a alguien pero esa persona ser o rayada o trastornada. Y el diálogo entonces, no es para encontrarse sino para coleccionar. Y uno puede coleccionar cosas, no gente: porque la relación caería bajo reglas de "mercado".
Y uno puede abrir hasta donde es mirado con amor del que viene de Dios y no de los juegos y combinaciones de los afectos en la coctelera del cariño. Si uno le pide a Dios y se pone en sus manos, no en su poder, El ayudará. A Dios le fascina la felicidad. Y entrego a su hijo Unico para que nos diéramos cuenta.

martes, 14 de julio de 2009

Ver lo que hay que ver

Escuchar es buenísimo para resistir la tentación de fabricar viejos sistemas de seguridades. Si uno está abierto y no tiene temor de tener que andar protegiendo su sensibilidad, entonces escucha más.

Las decisiones no se dan de un modo "inconsciente". Uno tiene que elegir en la vida y para eso, cuanto más conciencia, más claridad. Y, en la claridad, uno ve la oscuridad del otro y la de uno mismo... cosa menos fácil y menos común aún. Uno puede ver lo que le molesta o lo que le hizo mal, y eso no es ni pálidamente la oscuridad: la oscuridad, tiene que ver con motivaciones profundas, esas que enraízan mi existencia en buena o mala tierra.

La servicialidad de mucha gente es prontísima y muy precisa: como para tenerlo al otro atontado y anestesiado por la comodidad y la facilidad y, a ESO, confundirlo con AMOR. No todo lo rápido es eficaz; podría ser fruto maduro de una adormidera afectiva. Y como todos los grandes imperios, la molicie es madre del derrumbe así como la codicia es principio del final abrupto.

Eso digo de la oscuridad: ver lo que no quiero ni querría ver porque no podría perdonármelo y siento que no me lo perdonarían. Pero, quien ama, no consiente ABSOLUTAMENTE NADA de lo que le daña, porque sería consentir para estar disponible para el otro. Y quien AMA invita a algo mejor que siempre es posible... salvo para los callados juegos de intereses que buscan el cotrol; ser dueños del bien y del mal.
Claro, en el rango del "hago lo que puedo" que es el gran escondite del juego de poder en la "limitación humana" todas mentiras escabrosas y escondidas tras todo tipo de amabilidades. Lo bueno, como el oro, se ve en el crisol y con el tiempo. La conducta que no dura y no se ahonda es porque era otra cosa diferente de esas ilusiones seductoras del primer momento. Los grandes errores son sucumbir a estos atractivos juegos de amantes que no van a ningun esponsorio del alma, ni lo buscan.

Muchas veces cuando la gente busca una familia, lo que busca es algo así como un sueldo fijo. No alcanza para las ilusiones de un futuro promisorio. Pero sabés que tenés algo seguro conque contar; algo así como un "palenque donde rascarse" y todo el resto va a estar siempre condicionado a todo tipo de eventualidad que pudiera servir a los intereses inmaduros pero "ventajosos". Total, siempre tienen el espacio fijo, atado con "escritura" donde volver y que se puede manejar con total antojo.
Vidas atadas pero sin vitalidad de vínculos, flotando en el mercado más grande e histórico del mundo: el afecto. Con la moneda de todo tipo de ventajas... Y aventado con brisas de anestésicos... El "mundo" es experto en proveer esto... Y uno compra fácilmente...

Algunos dicen que es mejor pasar cosas por alto. Pero, cuando nos fabrican un remedio o nos operan, no queremos que pasen "cosas por alto". El Buen Dios dijo: aunque sus pecados sean rojos como la grana, yo los haré blancos como la nieve. No es un compromiso o algo más o menos en el medio para que todos ganen algo y nadie sienta que perdió mucho. Alguien puede poner paños fríos en la intemperancia de un conflicto, pero no sirve para vivir.
La verdad no es fácil ni de ver, ni de recibir ni de tragar, pero está LLENA DE VIDA y, esas cosas, sólo se ven a la larga. Pero no incoscientemente sino cuando todo lo flotante se une y se ilumina en un momento de verdad.

lunes, 13 de julio de 2009

Llegar a ser lo que uno es

Saber lo que uno quiere, trabajar y sentir cada vez menos el miedo a perder. Para poder ser cada vez menos el de "antes" pero más uno mismo. Limar esos miedos será una tarea de toda la vida... y aunque, en arrebatos es bellísima la percepción de sí mismo.

lunes, 6 de julio de 2009

No esperes del dinero...

Dicen que el dinero no hace a la felicidad pero, calma los nervios...
Creo que, el dinero no calma los nervios, sino que aumenta la enfermedad. Ante la inmadurez de falta de una conexión profunda y verdadera, el dinero provee medios para intentar escapar de los miedos y de fabricar presencias gratas.
Nos da posiblidades de explorar fantasías que no llevan a ninguna parte, y puede ser un escalón para seguir hundiéndonos en otro escalón de la codicia, la vanidad o la comodidad.
Cuando no hay vínculos verdaderos y sólidos (sólidos no significa inmutables o invulnerables... sino constituidos no sobre una emotividad carenciada, sino sobre una percepción real del otro como PERSONA) entonces el dinero permite todo tipo de entretenimientos y ocupaciones: desde los "altruismos" a los egoísmos más rastreros y ramplones. Pero sólo ocupaciones, huídas subterfugiadas.
Si no hay madurez, el dinero no aporta nada. Es la fina cuerda con la que se va ahogando lo poco que va quedando de humanidad hasta no quedar nada.Y ahí mismo, sobreviene la muerte del ser humano. ¡y la posibilidad de la Resurrección! pero, para eso, es necesario despojarse de la piel del orgullo y volverse indefenso como un niño y percibir otro Padre que nos lleve a despertar y enseñar a vivir a la persona que tenemos dentro, con todos sus recursos. Esto SÍ, calma los nervios.

miércoles, 1 de julio de 2009

El aislamiento como oportunidad

El aislamiento por esta epidemia, nos ofrece algo parecido a lo de los hermitaños que tenían que dejar las aglomeraciones urbanas para salir de los "virus" de los locuras e inmoderaciones.
Y el hermitaño "aislado" podía encontrar algo que lo social no le daba: la percepción sana y solitaria de sí mismo; su propio don. Sin el cual no aportaba a la sociedad sino que se convertía en un mero consumidor. Algo así como: no hay mal que por bien no venga.
Claro; salvo que el bien resulte insufrible y uno se niegue a leer lo que la oportunidad te ofrece... porque viene empaquetado con envoltorio intimidante.

martes, 30 de junio de 2009

Pasión o enfermedad?

Ninguna potencia humana es ciega; todas son luminosas, porque fueron creadas para percibir la luminosidad de la verdad. Las cosas fueron creadas por amor y desde una entidad, con una entidad y un sentido.
Uno puede, tomar todo como "plastilina ontológica", o sea, que yo puedo reducir la luminosidad de la verdad de las cosas y la belleza de su bondad a ser sólo materia prima de mis fantasías inmaduras y pretensiones pigmeas de poder omnímodo.
Pero toda potencia humana es luminosa. Por eso tiene sobriedad y armonía. Después, el hombre, ha ido muchas veces como recreando esto: algunas por mera moda, otras para no gastar tanto porque cuenta con menos, en otras para aliviarse el peso... pero pocas es, en realidad, expresión de una conciencia profunda de comunicación y de orden.
Lo que la gente suele llamar pasión es sólo una enfermedad, una compulsión, una obsesión, un capricho por complejo, una manía por fijación ante una personalidad basalmente insegura.
Esa aparente pasión es signo de inmadurez y de inmoderación, de tensión interna, de depresión larvada, de angustia atragantada. No es una potencia humana sana.
El pecado, en todo este abanico de posiblidades, es lo que la ciega; la encierra en mi juego de poder y la aprisiona en mi capricho.

La pasión no es ciega

Ninguna potencia humana es ciega, de otro modo, Dios nos habría creado defectuosos y no para disfrutar.
Lo que hace que sea ciega no es la potencia en sí misma sino el pecado. La pretensión de "exprimir" el gusto según el propio antojo... porque, ingenuos, no percibimos que eso suele más bien estar atado a la historia y no es la expresión profunda del ser humano. Y, la historia es siempre variable... en cambio, la expresión profunda, es un desarrollo siempre creciente... mientras la libertad se sostenga fielmente en esa línea.

Precisión, no menor. Porque suele confundirse con la pasión la compulsión más o menos obsesiva... eso no es pasión sino enfermedad... Y, muchos "apasionados" son en general más bien enfermos. Que no tienen una vida armoniosamente abierta a desarrollarse en diferentes dimensiones sino que agotan toda la energía en una especie de hiperconcentración "potente" y "rendidora".
Es una pena porque sacan lo que no corresponde para lo que no va bien, aunque pueda dar resultados provisoriamente satisfactorios. Sólo la sabiduría incorpora el tiempo para mirar; no sólo la simpleza de "proyecciones" optimizadas por la propia necesidad de fantasía.

lunes, 29 de junio de 2009

Asegurar qué?

Lo que mucha gente ignora por no tener moral, que es lo que da perspectiva en la vida, es que el paso del tiempo, el mejor amigo de la verdad, los encontrará cada vez más aislados internamente y con cada vez más conflictos que tendrán mucho que ver con la codicia y el miedo.
Y, esas dos cosas, con el transcurrir, son cada vez menos contralables y es cada vez más caro comprarlas, mediando, cada vez menos, las energías de la productividad de seguridades...
A veces la gente hace cualquier cosa para asegurar la jubilación... pero tristemente, no le alcanzará para "comprar" la felicidad y menos aún la vida... posiblemente algunas operaciones, cremas y fiestas con compañías...
Eso es una imagen poderosa de la Argentina. Y, lamentablemente, no sólo de la Argentina... Que Bernard Madoff no vivía por acá abajo y los islandeses no se quedaron al borde de la quiebra nacional por motivos muy distintos que los nuestros... Sólo que toma un poco más de tiempo poder enterarse.
Triste, pero verdad, y una buena verdad, festiva: porque con humildad y fidelidad pueden ser piedras de una tumba que sirvan para ser saneadas y reconstruidas en una forma nueva, plena de vida... pero son IMPRESCINDIBLES e IMPOSTERGABLES la humildad y la fidelidad.

lunes, 15 de junio de 2009

Espejismos

Lo que uno suele llamar ilusiones o sueños por lo general son profundos espejismos de codicia, vanidad o comodidad. Madres de pecados capitales que aportan "capital social" pero distancian de una vida verdadera en el amor.
No tienen que ver con esa "armonía" de resultados sino con una vitalidad despierta que sirve para crecer y ayudar a crecer. Donde la posición es servicio de amor y no el modo de sostener una corte que acompaña mis necesidades.
Mucha gente, incluso, no tiene familia, sino sólo lo que lo complementa en el sentido en que lo daña y no en que todos pueden crecer sanos. Por eso el constante y creciente deterioro con el paso del tiempo, que alivian las terapias... pero que sólo sanaría una conversión.
Porque puede que uno ya no pueda ser curado, por la densidad del daño, pero sí, puede ser sanado, porque lleva con salud sabia e inteligente sus heridas. Sabiduría e inteligencia que no son eminentemente intelectuales. Sí, luminosas, pero, particulamente, cordiales: porque llevan a la fidelidad a uno mismo y así, también lo hacen posible hacia los demás

martes, 2 de junio de 2009

La verdad como camino

No hay que forzarse a ser sincero para que lo puedan querer, aceptar, incluir. Eso es muy peligroso. Primero, en realidad, es poco probable que una persona con comunicación con sistemas internos de distribución de la información se anime a exponerse mucho. Pero podría pasar: para que me quieran o porque no aguanto más... digo, cuento... todo.
Y uno, creo, tiene que prepararse para VIVIR la verdad, la sinceridad, la transparencia, la humildad. Si uno no lo elige, y se expone a ser "sincero"... al menos... o algo parecido o próximo a la sinceridad... si uno se animara a eso, pero no hubiera trabajado internamente la decisión de aprender a vivir en la verdad... después podría sentirse desamparado. Porque tiene hábitos de mecanismos de control, de ocultamiento, de afecto fabricado en función de las satisfacciones y rabias escondidas a media lengua y en media sombra y refugios sociales provisorios en medio de donde debe estar y el cariño que se inventa para no perder y al mismo tiempo dolerse con rabia...
Si uno no se dispone a vivir en la verdad el desamparo es brutal. La gente, en general, es muy teatral... cuando no hay verdad tiene que haber algo que lo reemplace... y nada más a la mano que componer personajes con los trajes que la sociedad va imponiendo.
Al elegir la sinceridad como camino hacia la humildad, que es una virtud estable, uno aprende a asustarse menos. Pero a saber lo que tiene delante. Y a reconocer los límites de la vida en que el otro elige vivir, no sólo porque "puede o no puede" sino, particularmente, porque no se anima... O se anima porque le molesta... pero vuelve al gusto del poder del sistema viejo remozado.... ni bien tuviere la oportunidad...
Uno aprende a elegir la importancia del tiempo y el valor de las personas y de las cosas y de las situaciones y de las fuentes de placer... sin tener que irse al bosque... sino en medio mismo de la urbe turbulenta.
Uno no tiene que imponerse nunca algo para ser como o para caer bien... sino que tiene que haber una elección interna. Ahí, uno crece.... Sino conservará y siempre encontrará modos para llegar hasta el final...

Aprender a vivir

A veces hay que elegir... y saber correr el riesgo de perder. Si no se puede perder nada... podría crearse una situación parecida al chico que agarra todo y cree que, si agarra más que los demás tiene más... Y, en realidad, cuando más tiene, tanto más incrementa su debilidad para soportarlo... Del desánimo y la presión de tener tanto... se le comienza a caer todo. Se asusta y, ante la inestabilidad creciente, es mucho más grande el susto y no le queda nada.
Hay gente con amabilidad deslumbrante... pero una vez que se atravesó esa capa, se hace más difícil saber quiénes son en realidad o donde están. Las capas de autoprotección y el temor de equivocarse... son un problema. Porque uno nunca confía en nada ni en nadie. Ve qué le cierra y ponen la energía en no perderlo y sacar de eso lo más que puede... lo que puede... pero, en el fondo, ¿hay comunión con algo? Hay o una sonrisa o un rapto de dolor... pero no mucho más... goteos filtrados...
Hay gente con un acendrado ejercicio del marketing, de la publicidad, de la venta... Y eso se torna en dificultad para bajar ritmos... Casi nadie lo hace, y es común que la mayoría no lo haga. Por un tiempo les entretiene el espectáculo de planteos diferentes. Pero, ni bien logran algun tipo de estabilidad reconfortante... vuelan hacia otros "horizontes" y todo esto se queda en anécdota...
También están los que, para protegerse, se encierran en el laberinto de su dolor... y se asoman para gemir, ponen cara de que no les pasa nada, vuelven a gritar de dolor... Pero, en el fondo, no van nunca a abandonar la seguridad del trauma conocido ante el temor de la libertad por conocer... por si no les pudiere llegar a salir bien.
Creo que la integridad auna fuerzas interiores. Pero eso implica elegir e, incluso, perder. Y no volver a tratar de atrapar para no sentirse o solo o fracasado. El tema es llegar a sentir la vida, como vida, y empezar a transitarla desde uno mismo, desde adentro... con otros... Y ahí, en el planteo del adentro y la percepción de ese espacio... se despide la trama del superhombre... porque ese ser humano entre su maravilla y debilidad creatural... tiene otras percepciones de la vida.

domingo, 31 de mayo de 2009

Dios es un genio

Dios es un GENIO, y uno un pálido reflejo... que podría apagarse en cualquier momento. La sensación de no serlo causa terror, pero despierta la conciencia de que aún en la oscuridad y el olvido y el menosprecio, en el entusiasmo por las solas cosas o presencias gratas y llenadoras... Él, Él sigue siendo presencia. LA presencia y la fuente.

sábado, 30 de mayo de 2009

Rellenar lo que no se llena

Uno no puede evitar el motivo por el que, otra persona, origina y vive algo... pero JAMÁS está atrapado por eso. Si el otro lo hace o por codicia o por vanidad o por demostrar poder, por ignorancia culposa, lo importante es que yo lo haga por un sentido verdadero. Lo que me hace superior pero NUNCA me pone por encima: como Jesús que lavaba los pies del primer Papa que apostataría momentos más tarde y a todos lo que se fugaron de la verdad... para intentar refugiarse en sus miedos; hasta que lograron encontrarse en la oración y aprender a vivir en la libertad del Espíritu.
El otro puede elegir lo que elige y es un gran acto de amor a uno y al otro no dejarse invadir por esto. Alguien permanece fuera de los límites de la enfermedad, la locura, el desquicio y el disparate; fuera de la fantasía de la mentira, para conservar algo más allá del alcance del "poder" y poder ofrecer un amor nuevo que, a los ojos ciegos, parecía una pavada.
En el episodio de la caída de San Pablo en el camino de Damasco, Jesús le dice: "Levántate"; le da una orden al señor que se llevaba rabiosamente a todo el mundo preso, atrapado en la formalidad de sus propias convicciones. Sus barrotes eran sus ideas y creencias. Se levanta y sus ojos no ven ya nada... nada...el vacío. Entonces, alguien lo toma de la mano y lo lleva, igual que a una criatura. Un león de Israel, nacido en Tarso, con doble ciudadanía en el imperio, cae y le dan órdenes y lo toman de la mano y lo llevan.
Esto es algo del nacer de nuevo, de la alto, del Espíritu. Un frenazo trepidante y una caída. Una parálisis abrupta de todas las eficacias. Una voz. Una orden. El vacío. Una mano que se tiende y que se acepta. Caminar conducido. Y sólo ahí puede aparecer otro horizonte. Una vida como misión y con destino; no sólo con punto de partida y de arribo o podio o fracaso.
Por eso no importa por qué nos feliciten, porque tal vez el otro no vea lo que hago ni por qué, porque su existencia habita poblaciones cartesianas o idealistas, y sólo está entrampado en su mente. Tal vez sea un ser para la muerte que trata de probarle con arrojo a la vida que, aunque hubiera sido arrojado a la existencia, es capaz de conquistarla con su propia obra caínica... con esfuerzo y mezquindad oculta y envidiosa de la bondad y la generosidad... por no darse cuenta de que puede aprenderla...
No importa la mirada y el motivo del reconocimiento. Importa sólo la verdad. La comunión sólo es posible en la verdad. Lo otro es pobre negociación, satisfacción, hastío, miedo, olvido y eterno retorno a ese mismo círculo... con otro, con uno mismo, sin haber llegado a ser sí mismo.
El constante vacío, el imparable artilugio de rellenar, la fatuidad del relato pobre... mucho mejor vecino del chusmerío. Una chusma prolija y socializada pero a un abismo de una comunidad y del respeto del amor.

Instinto asesino (de uno mismo...)

El killing instinct, en el hombre no es natural. Y, la violencia que lo genera es fruto de un desorden o de un hiperestímulo perverizante. Y, aplicar la "ley de la selva" a la convivencia y darle una copa o medalla y mucha platas dediversos orígenes... no es diferente del "circo romano"... aunque nos creyéramos más civilizados.
Es una actitud perversa y antinatural y contraria al corazón humano. Y, pensaba el otro día: cuando nace el exitoso (en el parto del "killing instinct") muere el ser humano... en la más o menos larga o lenta o convulsionada agonía hasta llegar a fallecer el hombre.
Y uno no es diminuido por no ser así, sino MUCHO MÁS armonioso. MUCHO MÁS libre. MUCHO MÁS sano. Aunque estas cosas en el mundo del cajetillas, el compadrito, el canchero, el piola o el cool, no estén de moda de cartel y uno quede en la penumbra o la oscuridad del anonimato.
La vida tiene una frontera que es la muerte. Quien no puede ver más allá vive dentro de esta frontera y sólo si escucha una brizna trascendente puede asomarse a una percepción antecedente y conscuente de su existencia.
La guerra no brota del interior del hombre, de la violencia desordenada y desquiciada. Esa es la codicia o la vanidad que, llevadas de la mano de la violencia, la usan para justificar la locura bajo formas exteriores de poder.
La violencia es sana cuando se protege o defiende lo justo, y ahí es necesaria y justa la guerra y la violencia. No el abuso, el atropello o la descalificación; eso sí, es locura humana. Pero la guerra tiene una entidad en la condición humana cuando, por el uso de la libertad, las personas podemos no respetar la entidad de la cosas, entidad claramente visible en el orden físico-químico, en la salud... y menos apreciable y mucho más manipulable por enfermedad o infantilismo en el plano de la verdad de la entidad profunda de las cosas. Esta última entidad es la última en mostrar los bordes de su espacio y el estado en que nos sumimos, porque la libertad espera mucho más el despertar y la reacción. Y los otros dos órdenes, el físico y el de la salud son primeros detonantes de nuestras depredaciones y depravaciones.
Hay una violencia sana y justa, dolorosa y bella. En un corazón noble la victoria no es algo que se colecciona en la retahila del poder, sino un paso para ofrecer una apertura y un camino a una justicia más abarcativa e integradora, con espacios más saludables para el crecimiento.
La otra violencia, la que brota de la codicia o la vanidad, o la ignorancia culposa, esa es inaceptabley DEBE ser combatida. Primero con el poder del amor mismo y, si no alcanzare, con el de la violencia saludable. Por amor al otro y respeto a su integridad lo freno y condeno, no para sepultarlo en vida sino para que pueda encontrar el fin de su rabia y, en la dolorosa serenidad de la verdad reencontrar el sentido de la vida y un hermano que lo espera con la mano del perdón. Esta violencia, acaricia con violencia para despertar a vivir: como un electroshock.

viernes, 29 de mayo de 2009

Sin estímulos...y libre!

El famoso "el arte de la guerra, de Sun Tsu"en vez de generar personas brillantes, genera niños depredadores. Con una sofisticación de estrategia, la búsqueda no es un progreso en el desarrollo de una persona como crecimiento. Si no en exacerbarlo para aplastar al oponente y sentirse superior por ello. Y encima le ponen un nombre altisonante: el killing instinct. Y la sociedad gime si a la persona le "¡faltara!" eso... como una especie de defecto dramático.
Terminan siendo infantes que, en vez de figuritas, tienen tarjetas corporate con lo cual se pueden permitir algunas fantasías autodestructivas, pero satisfactorias. Al mismo tiempo, "anzuelar" a algun incauto de sabiduría vital, pero codicioso, que espera también tener participación en la juguetería. Algo así como un tironeo de juguetes... a ver quién tiene más y los mejores.
El sano despojo del paso del tiempo y del deterioro de la energía, genera movimientos saludables, que no todos se animan a seguir... añorando, no tanto conservar la lozanía, sino más bien una especie de perenne infancia, como si eso fuera la acepción más atractiva de la eternidad. Una eternidad reducida en un gusto de consumos que exigen estrategias agobiantes. Bajo el criterio de que todo pide su sacrificio bajo el sol ("Paris bien val une messe").
El sistema, el coach, se comportan como una especie de "madres/padres posesisivos"... es POR ellos que lo logro... lo hago yo... pero son ellos. Ellos me dan el estímulo, la posición y el aliento para desplegarlo. Por eso hay exitosos adictivos... no sólo al éxito sino también a la "droga" del estímulo. Y, no son seres comunitarios, que aprenden a compartir sino niños egoístas y agobiados que no toleran no llegar para ser. Eso es doloroso pero MO DI FI CA BLE.
Uno tiene que rebobinar y recordar el día en que levantó la cuchara, con el babero puesto, y dijo: "yo solito"... y, a pesar del enchastre y la dificultad... se animó a proclamar la primera estrofa del himno universal de la libertad... Ojalá no aplacáramos este primer clamor que brota del amor primero que nos fundó... antes de rellanarnos en las decoraciones de las ilusiones y los "on tops".

miércoles, 27 de mayo de 2009

Relaciones peligrosas

La relación madre/padre con un niño, bebé o pequeño, es -en algún sentido- MUY POBRE... PAU PÉ RRI MA!

El niño es limitadísimo y altamente dependiente. Por lo tanto la relación, más allá de los sacrificios constantes y crecientes que implica, es ALTAMENTE GRATIFICANTE... pero paupérima. Gratificante en la línea de la dependencia y la atención de esa realidad por medio del poder: "puedo, lo que no podés... y te lo doy... pero espero... porque sos MÍO.

En cambio, la relación con un adulto es MUCHÍSIMO MÁS RICA, SÓLIDA E INTENSA. En lo que no tiene de referencia al aspecto de gratificación por dependencia en cualquiera de los dos sentidos (porque te doy o porque recibo). Es más rica e implica el diálogo, la confusión, el error, el perdón, las sombras, los dones, el crecimiento, la modificación y sobre todo, la fidelidad que es la única vía de profundización de todo eso. No desde un punto de vista emocional sino de sentimientos profundos y veraces.
Es mucho más quebradiza porque no tiene la atadura de la "sangre" aunque las dos tengan "escritura"... libreta de y partida de...
No resolver la soledad es causa constante de sacrificio y del miedo en los peores sentidos. Sacrificio porque las compañías aquietantes hay que "sostenerlas" de todos los modos que lo exigieren... pagar, estar, orgasmear, cariñosear... pegamentos...Y porque, la realidad es que uno experimenta, al avanzar el tiempo, el poder de la presencia de la muerte, y uno percibe que no va a durar para siempre y se plantea la disyuntiva de cómo seguir atando y al mismo tiempo diversificar para que las inversiones no produzcan una disminución desquiciante de las "seguridades"...

lunes, 18 de mayo de 2009

Recibirse a sí mismo

Recibirse a sí mismo es doloroso, al menos por dos motivos. Uno es un extraño para sí, porque se acostumbró a pagar los "impuestos"  de ser como es... con la "ventaja" de crear dobles contabilidades en todos los órdenes... Una prueba, salvo desequilibrios físicos profundos, de que uno más bien pagaba impuestos.

Sacarse ese traje ya conocido es tremendo. En la relación con Dios sería algo así como "dame lo que me falta de tus tesoros infinitos, pero no me alteres la medida, mi medida. No me pidas entrar en lo infinito del Amor Eterno... completáme lo que me falta"...

Y lo otro es que uno dejó la teta formalmente pero, en la práctica sigue buscándola de otra manera. Lo cual hace que las figuras tutelares se guarden espacios de poder con sobreprecio hiperañadido. Y eso crea una especie de circuitos internos que uno va formando con actitudes hacia casi todo. 

Pero, atravesado ese dolor del desamparo de lo patológico, aparece una salud pequeña pero maravillosa. El tema es si uno va a conformarse con lo pequeño y nacer a lo Alto desde ahí.

domingo, 17 de mayo de 2009

De personas amaestradas y domesticadas

Domesticar a una persona... no es amaestrar. Amaestrar es ajustar a alguien a uno... pero, eso SÓLO ES POSIBLE, en un adulto, cuando el otro lo consiente. Tal vez sea por la historia de la persona... De chico, uno está como "condenado" a depender...; de adulto, en un mundo más plural se hace cada vez más fácil -en un sentido más o menos relativo, porque la gente o está muy dormida en su propia muerte anticipada o es muy perversa y no entiende ni sabe pensar en el otro como otro y con valor... ¡en el mercado de los precios...!- en un mundo más plural es más fácil acceder a otras perspectivas...
Registrar el propio dolor e intentar salir y no acallarlo con más ¡¿seguridades?! costumbristas narcotizantes que sólo retrasan el final abrupto y lo tornan más caótico.
Domesticar es otra cosa. Es ayudar a que el otro forme parte de la casa -el "domus"- de la condición humana. Para eso yo tengo que poder percibirme como persona y encontrar lo doméstico en el don de mí mismo, en mi identidad profunda -no la configuración histórica- y en la percepción de que fui dotado. Algo así como primero poder recibirme a mí mismo para poder recibir a los demás. Pero no un "recibirme" egoísta y egolátrico, sino una simple, profunda... muchas veces, dolorosa... recepción de mí mismo para extender esa experiencia a todos pero siendo cada uno en sí mismo.
A veces hay cosas escondidas y hay gente capaz para operar pero incapaz de operar dentro de sí misma... y ESE es el MAYOR PELIGRO: cuando uno no se sanea a sí mismo profunda y largamente primero corre el riesgo de buscar otra soga en que seguir colgando la ropa... con la ilusión -promesas dulces mediante- de que nunca podrán llegar a blanquear de mejor manera...

miércoles, 6 de mayo de 2009

La viga en el ojo propio

El enemigo no es tanto el "exterior" sino todo lo que, dentro de mí mismo me impide o retrasa entrar en la libertad del amor. Una libertad que no me hace papanata sino digno, íntegro. Capaz de percibir la realidad tal cuál se presenta pero el poder leerla en el horizonte de Dios.

Por eso uno aprende serena y claramente a ver la viga en el ojo propio... sin quedarse fijado a la presencia o los peligros de la paja en el ojo del prójimo. Todo va tomando proporción justa y equilibrada... aunque fuere dolorosa.

Y uno nombra a sus enemigos y ahí sí, va buscando las estrategias vitales para no entrar en la tentación para aprender cómo terminamos dentro de ella; cómo salimos y qué costo tiene -comprensible, no justificadamente- el haber estado ahí adentro. Para poder percibir bien el pasaje de salida y de retorno a otra vida.

Si no, pasaría como personajes que buscan a las brujas afuera, por temor de perder seguridades, y no pueden percibir sus propios "monstruos"... Eso, a mi ver va como constituyendo espiritualmente una especie de alteración, locura y desequilibrios progresivos. Mientras uno tenga la desgracia de haber acumulado suficiente poder... más desfavorablemente está en posesión de seguir manteniendo algo nocivo... gustoso o eficaz... pero nocivo...

martes, 5 de mayo de 2009

Crecer sano duele


A veces, algunas relaciones nos hacen conocer cosas de nosotros mismos. Eso no debería generar ni mucha admiración ni dependencia. Cosas que, en una emotividad más exacerbada -entre la hipersensibilidad de las carencias y la sensación de ser sacado de una especie de "ahogo" existencial en una encrucijada- es común que se viva con un entusiasmo excesivo y más o menos desbordado; que pide la repetición y la presencia.

Puede ser muy peligroso porque no es tanto la posesión de uno mismo sino entrar en la dependecia de la "luz" que me ayudó a verme. La entrada sana en sí mismo produce al menos dos cosas. Una es la serena posesión y conciencia de uno mismo. Y la otra es una relación de fidelidad con la otra persona que brota de la dignidad percibida y vivida con señorío. No es pago ni apego.

Un buen ejemplo son los "amores tropicales", que duran poco: en general, lo que la carencia del otro mientras se siente sometido y dependiente y fascinado con la "leche maternizada" de la ayuda. Pero, ni bien se sienten fuertes se olvidan de todo, lanzados nuevamente a la carrera de los intereses y ventajas. Y, el contacto con alguien se transforma, en el mejor de los casos en un album de recuerdos con algunos pesos deslizados cada vez más ralamente. Cuando superan la curva máxima del dolor,  todo comienza a ser olvido.

Si uno siente un gran fervor o una gran excitación, eso tiene que ser maduramente trabajado para no entregarse a esos sentimientos porque postergan la propia maduración sana. Es verdad que pueden dar como una especie de plataforma más correcta con una orientación HACIA lo más saludable: pero, a mi ver, no significa de ningún modo que sea más saludable. Porque la raíz misma es la dependencia. Es soltar la cadena y dejar de ser perro doméstico para enfrentar la vida de cada día y aprender a hacerlo sin subterfugios con los que uno se explica.

Hay gente que necesita sentirse bien parado y le cuesta estar mal. Es como si tuviera que cerrar un saldo positivo. Y uno es amado y el piso está y estará siempre. Desaparece cuando las personas sólo buscan la gratificación de sí mismos. Pero un buen amor permite las peleas y disensos que llevan a la verdad y no a los propios intereses, y está dispuesto a escuchar planteos y a dialogarlos. Da miedo pero uno atraviesa el miedo porque entiende que es mejor encontrarse con el otro, no para depender sino para construir con lo que cada uno tiene adentro y desde ahí y no con una especie de aporte de capital fundado en las capacidades desarrolladas. Las capacidades se pueden perder siempre por enfermedad o contrariedades. Por eso cuando la gente busca el sacremento del matrimonio dice: salud/enfermedad, prosperidad/adversidad...

Ese amor basal no faltará nunca y nos permite admitir que estoy mal, que hago mal... pero no la necesidad de autoprotección psicológica de gratificarme con una buena imagen. Si hago algo o casi todo mal... no hay problema, porque me van a ayudar. Es como cuando uno está tirado deteriorado en una cama. ¡Qué se le ocurre ver bien! Pero el amor basal guía. Esa es la única certeza. Y permite total seguridad para modificar las figuras estructurales.

El afecto es bueno pero uno tiene que pensar si la sobriedad lo gobierna o no.

Es muy bueno poder percibir a la gente. Y es necesario percibirlos no desde el afecto, sino desde un vínculo trazado sánamente y CON afecto... pero no desde el afecto. Porque esa emotividad está exacerbada... comprensiblemente por factores históricos y personales.

domingo, 3 de mayo de 2009

Del dolor a la paz

Lo DIFÍCIL es aceptar el dolor de lo que uno tiene adelante o de lo que uno se acostumbró a escuchar y los motivos por los cuales uno se habituó a escuchar y aguantar; de lo que, en parte es actitud del otro y alguna ventaja que yo sacaba y que TENGO que reconocer si quiero construir algo VERDADERO y no sólo llevadero.
La gente no es mala pero es muy hija de puta: mentirosa, fabuladora, fantasiosa; y eso pervierte el camino de la verdad y la necesaria valentía vital para poder aprender a atravesar miedos y tener una vida veraz.

Uno tiene que entender y desde ahí comunicarse con riqueza o pobreza
Es un error buscar entenderse; a veces la realidad es que no te podés entender.
Las diferencias sólo se resuelven cuando dos personas se ponen concordes y, si ambas personas, no buscan algo veraz... encontrarán acuerdos gratificantes, para miedos, seguridades, éxitos, logros... pero no hay comunión y no se puede llamar comunión a lo que no lo tiene y el diálogo tiene que poder escuchar y ver y buscar.
Es doloroso salir del útero de las certezas y entrar en el mundo real zarandeado por miles de contradicciones.
No hay anclajes sin regularidades; lo sorpresivo constante nos hace prisioneros de los intereses. Uno necesita anclajes, fidelidades, elecciones, pérdidas. Ahí nace un ser humano... lo otro es sólo un eficiente: alguien que se ancla en un éxito. Y nada hay tan confuso en esto como los afectos.
Los chicos son amorosos cuando les decís "si" pero pasan a ser fieras cuando decís "no". Y, sin un "no" adecuado no hay maduración. Y se paga carísimo

Es maravilloso que uno pueda "frustrarse" a la luz de la gente que lo quiere y no lo menosprecia por lo malo que hay en uno... pero que no toleran -porque tolerarlo sería amar y no sólo conquistar y tener disponible- o porque lo registran y le gusta o porque uno les llena un vacío.

La única manera de atravesar la propia contradicción es con espacios de fidelidad; crear espacios de fidelidad sanos implica decir "no" a gente que no se lo merece aunque uno siempre hubiera dicho "sí" antes. Primero hay que hacer una lista de sanidad y uno tiene que abocarse no a usar a la gente que le hace bien cuando le hace falta.

Uno muchas veces se enoja porque no está acostumbrado a contestar, a decir lo que siente. Y ahí vienen las heridas.
Uno no tiene por qué seguir aguantando lo que no quiere para su vida ni obligarse a sostener problemas de los familiares y amigos. Y uno paga el precio... de que la gente no lo quiera de todas formas.

Uno elige cómo quiere vivir.
La necesidad furiosa no es nunca sana y la ausencia sin paz consigo mismo tampoco. Se cura no con lo que la calma sino con lo que le hace bien.
Hay que curar la debilidad primero y no sustentar la sensibilidad con lo que lo que la calma o satisface.

Hay cosas que para los "planteos" del cariño o "afecto... son dolorosas de escuchar. Pero se puede vivir mejor.

martes, 28 de abril de 2009

Vivir afuera de uno

En la seducción se da como un exceso del afecto y uno se pierde en su autoempalagamiento autoproducido, por miedo de quedar aislado.
Entonces, ese exceso de afectividad también produce una distorsión en la percepción de la propia personalidad. Porque llamarse "afectuoso" uno piensa, erradamente, que es eso... lo mismo con el ser sensible. Y, en realidad, el amor tiene una proporción de afectividad y de distancia diferente. Distancia que no es algo físico o menos frecuencia sino que es el modo de sentir al otro y el peso que el otro tiene dentro mío. Recuerdo el cuento de un perro que se se hizo pis cuando vio llegar a su "dueña" a quien hacía tiempo que no veía. Suele pasar eso con la afectividad cuando está como animalizada, cuando depende de la compañía y de la comida. Por eso uno puede ser ciego, sordo, mudo, leproso y estar muerto... sin darse cuenta. Y eso es, sobre todo, un modo errado de sentir y de proporcionar la vida, las personas, las situaciones.
No es que menos sea más por ser más elegante... sino porque tiene una proporción que lo hace más intenso para celebrar y disfrutar de acuerdo con las carcterísticas del corazón humano.
Y ese extra de calidez y de apego... no es ni caricia ni más amor... sino, en general, un signo de falta de reconocimiento de sí mismo y de dependencia innecesaria... Porque, a esa altura ya no hace falta y es el interior al que hay que llevar hacia las posiblidades externas reales... El miedo está dentro de lo que no se ve. Porque uno puede vivir con el afuera que se ve y con el ejercicio de la corrección exterior y tapa y tapa aumentando y potenciando no sólo la intensidad sino las proyecciones del miedo que crean formas nuevas de atadura y dependencia. Si uno no encuentra la proporción, la sensibilidad no alcanza sosiego y no tiene cómo poder acceder al gozo. Lo confunde con experiencias intensas que no respetan ni entidad ni la intensidad ni el sentido de la vida y de la sensibilidad. Parece una estupidez pero no lo es.
Y, si se atraviesa la frontera del dolor de las seguridades... uno entra en una libertad autosustentada que viene de una fuente diferente a la de los intercambios externos. Es una fuente de gratuidad y de fluidez constante e imparable...

Agotado de sostener

Hay lugares fantásticos pero, lo que lo arruinan, suelen ser las personas. Gente con sed de poder, ambición y brutas... con mínimo atisbo de la belleza a través de los pobres y pequeños límites de la "estética"... una especie de ejercicio voluntarista para sostener una armonía contra todo embate de todo orden... Una especie de útero donde un niño omnipontente se refugia en un sueño omnisciente...
Quien viera desde afuera sin poder oir ni percibir los gestos que se cuelan o el tono de artificio... diría que es gente que sabe vivir... pero sólo saben como entretener sus tensiones internas y tratar de relajarlas a fuerza de dinero... justamente, porque no saben vivir y no se nutren de lo que alienta la vida. Sufren por no poder hacer lo mismo que el otro o se sienten seguros sólo porque pueden más que alguien...

Y veía una chica bonita desde el colectivo y pensé que está el cuerpo pero también como una prolongación de eso que es el ambiente de la personalidad. La seducción... como una especie de extensión del cuerpo... pero que casi no dice nada de la persona. Y que el tema no es sólo cómo se ve y se siente sino como es ella ( o él) y además cómo es su entorno y que opinión tiene firme sobre el entorno.
A veces la gente está como enquistada en la locura próxima y la colectiva... aunque la padece y protesta... pero sin la menor intención de modificar nada. Busca alivio para alcanzar un lugar de poder dentro de esa locura y no sentirse abrumado, desgastado y superado y completamente dependiente. Pero no hace más que quejarse y vuelve siempre sin poder quebrar ni romper con nada. Enfermos subterfugiados... que son de los más peligrosos. Cuanto antes uno se dé cuenta, tanto mejor los ayuda porque les puede decir que "no".

lunes, 27 de abril de 2009

No compares

No hay que compararse.
Hay que disfrutar, reflexionar y aprender.
Después uno tendrá sus propias creaciones. Tal vez no lleguen a ser famosas y/o productivas... pero eso es anecdótico. Uno aprende a vivir y a ganarse sanamente la vida... y el resto es lo importante: que haya sido yo mismo y desde ADENTRO. Y no corriendo suelto y alocado con el "centímetro" de las comparaciones.

sábado, 25 de abril de 2009

Protecciones peligrosas

El tema central es la figura de "protector". Porque uno puede "inmolarse" prolijamente sin darse cuenta. No es cuestión de percibir qué le falta al otro y entregarse a eso. Porque, además, en general, la gente es muy cálida cuando necesita algo y depende... Pero, cuando logra recuperar el timón de sí mismo, en general, adquiere la conducta opuesta: de independencia desinteresada y, muchas veces, hasta sobria o brutamente despreciativa hacia quién lo ayudó, como para reafirmar su capacidad nueva de autonomía.

El ayudar da un ENORME poder. Porque uno se pone por encima de quien ayuda. Y, si eso no se revierte... gana quien ayuda y después es turno de ganar el ayudado, cuando recupera su propio poder. Es muy peligroso. Es causa de muchas desilusiones en lo que lo único que se deasarmó, fue lo ficticio de la relación.

Y esto uno puede hacerlo con todo el mundo. Porque es una inyección de adrenalina momentánea y autoestima peligrosamente cimentada. Va a virar o es necesario acrecentar el juego de poder y la dependencia. Y se abren compensaciones aleatorias y subterfugiadas.

Uno tiene que tener claro esto sino todo el sistema afectivo puede depender de un juego ficticio de poder. Por eso las rabias y las violencias: por ausencia de amor real.

La belleza no es comparable cuantitativamente: es otra dimensión distinta con su entidad propia. No hay compentencia a nivel existencial. Sólo se da a nivel de poder. Y lo propiamente humano no es la energía sino la complementariedad. Los problemas de la sociedad es la animalización intelectual: vivir de lo propio de animales, centrados en eso, pero con la modalidad de reflexión del hombre... la perversión.

Y uno tiene que poder ver esto sino no tiene ni relaciones sanas con nadie ni amor: por eso a uno "lo salva sólo un milagro"... por ser perfectamente irreal aunque se sea prolijamente funcional.
La alerta es porque, desde los atavismos primeros y básicos, pasando por lo que se espera de uno, puede inficionarse en (falsos) encuentros con personas insuficientemente adecuadas, y correctas, sólo para la cartera de intereses.

La figura del protector podría dar lugar a una fuente más o menos errada o patológica de autoestima. Porque uno necesita sentirse superior de algún modo, lo cual incluiría guardar los intereses detrás de una pantalla de servicialidad o disponibilidad.

En el fondo, uno busca darse un lugar al vivir para otro... porque no se lo darían de otro modo. O busca sus intereses para acrecentar la propia "figura" y, entonces, así me ven y me destaco y me incluyen.

Pero ambas cosas haría que confundiera un circuito o errado o patologizante con el amor. Y el amor, como la belleza o el valor de las personas requieren otra mirada y otros adjetivos... aún cuando fueran fuertes o desagradables... pero nunca despreciativos. Porque depreciar para ser uno quien da el lugar es un recurso típico de la dominación, o del "mundo".

Y el otro se sirve gustoso de la protección o sobreprotección, mas ni bien se libera de la dulce pesadez de tener que adaptarse para mantener una dependencia... entonces se transforma en una figura o antagónica, o competitiva o que simplemente guarda un álbum de buenos recuerdos de lo recibido y parte raudamente tras sus intereses refrescados... con el argumento de una nueva etapa y acusación de que el otro quiere retener abusivamente. Y a veces todo esto está cuando, sobre todo o eminentemente, toda la situación ha sido, un juego de poder.

La gente, en general, no quiere percibir los juegos de poder. Porque eso te saca del mundo infantil de los deseos sobredimensionados y de los recursos o físicos o afectivos para controlar o dejar controlar para conseguir... seducciones, artimañas...
Uno podría salir de una situación mala para meterse en una peor, siempre y cuando la otra persona hubiera encontrado la clave de acceso de la "temporada" que va variando con el envejecimiento y la modificación de objetivos y percepción de la sensibilidad.
Es muy doloroso al principio pero es mas real, sano y con proyección vital la verdad. Así también uno apropia la conciencia de recursos propios y se deja de joder y joderse y de hacer de espectador inmaduro de la vida de los demás. Sino uno siempre tiene una historia y sufre absurdamente.
Nadie puede dar lo que no tiene y lo peor es vivir en la fantasía de promesas. Es patológicamente gratificante vivir de lo que se pretende sin pensar si se atiende a la necesidad real del otro. Uno no clausura el derecho a la vida pero si tiene que aprender a seguir creciendo y esperar cuando el otro está dispuesto al dolor de evolucionar CRECIENDO. Y sobretodo no buscar situaciones nuevas sin HABER CORREGIDO la propia óptica. Porque uno funciona mas no SABE vivir.

sábado, 18 de abril de 2009

Seres evaporados

Cuanto más verdad, menos inseguridad.

La verdad es la fuente, el manantial.

A la gente no le importa vivir; solo le importa estar socializada.
Son seres evaporados. Sin consistencia humana. 
Sólo quieren desagotar lo que los tensiona. 
Le pones un poco de verdad adelante y salen corriendo.

Estar vivo es poder mirar la realidad.

Solamente los animales se valoran por la energia y el poder.

viernes, 17 de abril de 2009

Vivir lo propio

Es muy pobre mirarse a la luz del afecto de la gente, y sentirse o contento o reposado en eso o por eso.
Sino hay maduración profunda, el afecto mira según intereses o necesidades.
Y es muy poco considerar el valor de sí mismo sólo a la luz de lo que puediere ser causa de gratificación para alguien. Por eso, poner la estabilidad ahí es quedar atado a alguien y tener que sostenerlo con el cuerpo y con la despersonalización.
O pensar que sin eso podría morirme y no descubrir que uno solo descubre otras fuentes que sean no estar seguro sino compartir.
Y que compartir no es plegarse al dulce dominio de alguien, sino vivir desde el propio lugar; no del que te reconoce el lugar que uno se había postergado: salir de una dependencia para entrar en otra peor.

miércoles, 15 de abril de 2009

Creando y sosteniendo lo inviable

Hay que saber recibir o acompañar necesidades de las personas. Pero evitar tratar síntomas; sino, bastaría con que una persona hallara confort para sentirse bien.
Y hay un orden, que no es castración, sino orden. Una cosa es que uno llamara a un "disneylandia" orden, porque satisface las expectativas de alguien.Y otra cosa es que algo no es plausible, aunque aunque uno lo quiera inventar.
Es doloroso ver que la gente se arma cosas irreales. Es muy doloroso. Y es mucho peor cuando se inventa cosas imposibles: porque el único camino es el deterioro total de la estructura de la personalidad en pos de crear adaptaciones artificiales. Y, mientras la salud, la plata y la compañía lo posibiliten, seguirá adelante; pero el precio es excesivamente deteriorante.

martes, 14 de abril de 2009

El camino de la propia interioridad

La gente siempre tiende a sobreproteger a quien desordena sin pensar en las consecuencias que causa. Eso no implica que uno tenga que sepultar a quien causa daño. Quien lo hace, puede y tiene que aprender a traspasar lo irreversible e irreparable; es la senda del perdón.
Pero, mientras la persona transita un camino equivocado, poco claro, y sin más forma que la de las emociones, las conductas saludables provienen de conductas patológicas profundas y son variables por la variabilidad de la falta de ruta.
Y no es pobrecito sólo quién vive mal... sino también todos los que lo rodean que tienen que aprender a sobrevivir a cosas irracionales que son de una irritabilidad superlativa: el más mínimo comentario sano sobre una apreciación que espera sólo recibir caricias es vivido como una estocada y tiene que ser protegida en la racionalización de un diván.
Diferente es saber cómo te afecta algo, por qué y reaccionar. No en la línea patológica, vieja, de seguir pegado a eso con una actitud escenográfica que te arrebuja en la identidad de personas que llevan una vida parecida.
Ahí es donde, más allá de la brutalidad o de la imprudencia de las expresiones en muchas personas, la Iglesia es vista como un dinosaurio: porque parece coartar existencias que sólo están basadas en formas emotivas y, el tocar alguna de esas formas, parecería ser un asesinato.
Ahí es donde también está la resurrección: saber trascender la emoción en un orden de verdad.
Y desde el orden de verdad acceder al camino de la propia interioridad. Ahí mismo está todo. Si no llego ahí, necesito buscar afuera todo el tiempo y vivo pendiente del mercado. Mercado que podría ser la sola persona que tengo al lado y en quien voy como fundiendo mi personalidad para perderme en la seguridad de poder estar ahí. O me siento obligado a pagar por la dependencia.

miércoles, 8 de abril de 2009

Alivio, no curación

No es lo mismo ser socios en la misma necesidad afectiva que amar. Muchas veces la gente se encuentra o se busca a partir de una necesidad interna.
Y eso, en un sentido, es sano porque busca la liberación de lo dañoso, dañino o deteriorante. Es parte de la belleza de la vida, y algunas de las luces de la esperanza.
El problema es que junto con la necesidad guardada, suele haber también un entramado de intereses que se corresponden con un modelo de vida. Modelo construído desde con los aditamentos de presiones afectivas. Esas presiones buscan llevar el modelo a la satisfacción de las aspriraciones de otra persona. Una especie de extorsión llevada desde la dulzura, la culpa o el miedo ante la violencia.
Se usa o la debilidad o la dependencia o la fuerza... Pero no hay amor en ninguno de esos modos de injerencia. El tema es que uno podría buscar resolver su problema. Y encontrar presencias gratificantes en función de la necesidad y también del dolor acumulado por haber tenido que sobrevivir a las presiones. Como esas personas que descubren que son "diferentes" y encuentran a quien encaja en esa diferencia. Por el dolor sumado, interno, de haber tenido que impostar esas formas, un día deciden desecharlas... Y la persona que está delante no es más que quien comparte un aspecto gratificante del experimento.
Sin un profundo y primer despojo claro de necesidades e intereses, el centro podría ser la necesidad. Pero lo que define siempre la decisión final son los intereses. La persona resuelve su necesidad con gran dulzura y presencia, por imperio mismo de la necesidad. Pero vuelve siempre a sus intereses. Los intereses no duelen tanto como la necesidad, pero gobiernan con MUCHO mayor imperio.
Es una situación recurrente: la gente no busca curación sino sólo alivio. Y, una vez conseguido el alivio se lanzan briosamente a sus intereses. También podrían dar la sensación de querer variar los intereses. Pero, en general, la intención no es ni tan verdadera ni tan profunda. No pasan de la discordancia de los intereses planteados en el nivel de la necesidad. Y se vivencia con el nombre inadecuado en un plano mucho más exterior. Por eso no hay maduración.
La vida de la mayor parte de la gente no deja de ser primitiva y superficial. Primitiva porque no se atreve a revisar el molde originante para llegar a la fuente misma de la creación personal. Y superficial porque todo lo reducen a los planos de funcionamiento y gratificación, sin llegar a un aspecto de comunion profunda. La comunión profunda libera la verdad, aquieta el poder de las tendencias internas -no su virulencia sino su poder.

jueves, 2 de abril de 2009

Corazón, verdad y libertad

Lo que suele llamarse "corazón"... no lo es. Y ese concepto, riquísimo en sí mismo, está siendo referido a otra cosa. Esa otra cosa, más bien, podría expresarse con el concepto de emociones... que no es lo mismo ni llega a poder tener una entidad tan sólida y profunda como la del corazón.
Ese espacio de (cúmulo de) emociones funciona con el impacto de la gratificación o del conflicto. O sea, de un modo muy primario, atado a la historia y nada racional... sin racionalidad... flujo de sensaciones que sólo combinan o no según el modo de captarlo de un sujeto inmaduro.
Emociones "gratas" si coinciden con las expectativas en las que uno fue "amasado", "labrado" pero que no brotan de un yo real y auténtico, menos aún profundo. Ingratas cuando, dado un conflicto subyacente; histórico, traumático o configurador, en todo caso, siempre generador de dependencias que limitan o coartan un sano flujo de la libertad; en esas condiciones, entonces, se lo percibe como restrictivo, limitante, irritante, agobiante, depresor... porque no coincide o entra en colisión con una configuración interna malsana... o patológica.
Eso no puede ser el corazón de nadie. Y, desafortunadamente, suele ser desde donde la gente decide sus "flujos existenciales" y firma sus contratos (casamiento, partida de nacimiento... y las escrituras de todo orden que le siguen), previo haber pasado por un examen de la carne más o menos romántico, fantasioso o patológico-compensatorio. Ahí, puede haber todo el rango del catálogo que ofrece el mundo según las diferentes culturas y religiones y cuadraturas sociales; lo que no puede haber desde ningún punto de vista es amor. Sí, una aspiración al amor, pero coartada por la configuración de una red de costumbres e intereses que van produciendo, cuanto mayor el éxito, tanta más vejez en el alma: porque la distancia desde el sí mismo verdadero y profundo produce caducidad... No la limitación de la creatura, de la persona concreta... sino caducidad, vejez y muerte... lenta e imposible de detener en su proceso de erosión. Sí, existe la posibilidad de la resurrección.
Algunas personas buscan la compañía para reemplazar la sensación materna de tener a alguien disponible. Porque una cosa es una presencia fiel y otra el recurso de usar a la gente para no sentirse solo.
El no poder sentirse solo, es la causa de entregarse al terror del aislamiento y a la prisión de las presencias sociales que lo calman: esposa, marido, hijos, casa, trabajo fijo... Y esas cosas, vividas desde la soledad sana son espacios de comunicación y crecimiento. Pero, en este otro sentido, son dependencias. Y mientras la salud, desgraciadamente, ayude para generar dinero, siempre habrá un oportunista que me felicite y me hunda en mi locura.
A veces uno se entusiasma con lo que ve... pero es mejor toda la verdad.

miércoles, 1 de abril de 2009

Corazon ignorado

Es poco común que la gente conozca su corazón. Lo que la gente suele llamar "corazón" no suele ser más que un cúmulo de emociones. A veces gratas, entramadas en circunstancias gustosas o "leídas" como favorables y en otras ocasiones ingratas, enojosas o violentas, por no tramar bien con los conflictos subyacentes o por caprichos inmaduros.

Es muy difícil encontrar una persona cuya existencia supere los meros parámetros del DNI. No hay mucho más que eso y el haber podido comer y haber podido aunar la voluntad o manejar los contactos con habilidad. El resto es una historia recurrente: para evitar el miedo a la muerte... plantar un árbol, escribir un libro y tener un hijo. Sazonado con noviar o emparejar, casarse, recibirse, graduarse. Pero no hay mucho mas. Un pauperismo vestido de dorados de diferentes calidades.

Si uno no conoce su corazón, menos idea puede tener de cuál fuere su tesoro. Y, si habituado a haber escuchado "oime tesorito", confunde su tesoro, con el clamor de esas voces... MUCHO MÁS jodido está.

Poca gente conoce su corazón y menos aún saben de que exista un tesoro. Por eso la compulsión a la estética, como ansia larvada de un orden moral profundo y verdadero. Pero no es más que muebles acomodados con más o menos "gusto".

Usamos las cremas para evitar arrugas, celulitis, caída del cabello. Cuando la frustración avanza, pasamos a las operaciones: botox, cirugía... pero siempre la misma frustración; el tiempo es más potente en su guadañar que todo eufemismo bien aventado...

En el plano de la "fe", las cremas místicas de la oración, la sanción, la adoración, la postración y siempre la misma frustración: no ser santo. Porque ir a la santidad es no tanto usar las "cremas" sino descubrir que hay un vínculo con el Padre. Y, si escamoteo ese vínculo, por temor de no poder vivir en mi capricho o en la victimización de mi trauma a gusto, entonces pierdo mi eje: si no hay vínculo constitutivo... todo tendrá que ser sostenido CONS TAN TE MEN TE... con el ejercicio voluntarístico de mi voluntad. Y, de vez en cuando, me entrego a los efluvios de las emociones inmaduras, teñidas de "ideas" para relajarme y dejarme llevar por recreos peligrosos...

El corazón es un espacio espléndido pero que resiste las decoraciones y las visitas seductoras o protocolares, menos aún las más interesadas. Nunca desprecia nuestra pobreza y no nos avergüenza, pero no nos deja entrar si, al hacerlo, trataríamos de apoderarnos de los tesoros para hundirlos en la fantasía dominante.

Sin humildad es imposible entrar a ese "recinto" interior y profundo... Y es IMPRESCINDIBLE haber atravesado toda la telaraña de los propios apegos y mentiras y el perdón verdadero a uno y los juegos de los que nos rodean. Para que TODO pierda su poder y yo pueda caminar y ver.
Recién estuve con una madre que "perdió" a un hijo de cuatro meses de gestación. A propósito le pregunté qué la ponía triste y que esperaba recibir de ese bebé. Lentamente fue diciendo que esperaba ternura y que le hacía bien porque los otros dos ya crecían. Entonces fuimos viendo como lo principal de una mujer no es su maternidad sino sólo el ser mujer y la maternidad sólo una forma de expresarlo. Y que la ternura estaba dentro de ella. Que nunca debía buscarse afuera. Porque habitaba el interior y, desde ahí, podía ser compartida. Porque buscarla afuera era una vida sinsentido propio y siempre drogadependiente. Dejó de llorar y vio...
Para saber dónde está el tesoro, primero es tarea no confundir qué es el corazón. Y, particularmente no confundir el tesoro con una ecuación entre lo básico o lo mucho o lo mejor y lo "inapropiado"; sino sólo tenemos emociones, pero ninguna conciencia ni básica del corazón.