domingo, 3 de mayo de 2009

Del dolor a la paz

Lo DIFÍCIL es aceptar el dolor de lo que uno tiene adelante o de lo que uno se acostumbró a escuchar y los motivos por los cuales uno se habituó a escuchar y aguantar; de lo que, en parte es actitud del otro y alguna ventaja que yo sacaba y que TENGO que reconocer si quiero construir algo VERDADERO y no sólo llevadero.
La gente no es mala pero es muy hija de puta: mentirosa, fabuladora, fantasiosa; y eso pervierte el camino de la verdad y la necesaria valentía vital para poder aprender a atravesar miedos y tener una vida veraz.

Uno tiene que entender y desde ahí comunicarse con riqueza o pobreza
Es un error buscar entenderse; a veces la realidad es que no te podés entender.
Las diferencias sólo se resuelven cuando dos personas se ponen concordes y, si ambas personas, no buscan algo veraz... encontrarán acuerdos gratificantes, para miedos, seguridades, éxitos, logros... pero no hay comunión y no se puede llamar comunión a lo que no lo tiene y el diálogo tiene que poder escuchar y ver y buscar.
Es doloroso salir del útero de las certezas y entrar en el mundo real zarandeado por miles de contradicciones.
No hay anclajes sin regularidades; lo sorpresivo constante nos hace prisioneros de los intereses. Uno necesita anclajes, fidelidades, elecciones, pérdidas. Ahí nace un ser humano... lo otro es sólo un eficiente: alguien que se ancla en un éxito. Y nada hay tan confuso en esto como los afectos.
Los chicos son amorosos cuando les decís "si" pero pasan a ser fieras cuando decís "no". Y, sin un "no" adecuado no hay maduración. Y se paga carísimo

Es maravilloso que uno pueda "frustrarse" a la luz de la gente que lo quiere y no lo menosprecia por lo malo que hay en uno... pero que no toleran -porque tolerarlo sería amar y no sólo conquistar y tener disponible- o porque lo registran y le gusta o porque uno les llena un vacío.

La única manera de atravesar la propia contradicción es con espacios de fidelidad; crear espacios de fidelidad sanos implica decir "no" a gente que no se lo merece aunque uno siempre hubiera dicho "sí" antes. Primero hay que hacer una lista de sanidad y uno tiene que abocarse no a usar a la gente que le hace bien cuando le hace falta.

Uno muchas veces se enoja porque no está acostumbrado a contestar, a decir lo que siente. Y ahí vienen las heridas.
Uno no tiene por qué seguir aguantando lo que no quiere para su vida ni obligarse a sostener problemas de los familiares y amigos. Y uno paga el precio... de que la gente no lo quiera de todas formas.

Uno elige cómo quiere vivir.
La necesidad furiosa no es nunca sana y la ausencia sin paz consigo mismo tampoco. Se cura no con lo que la calma sino con lo que le hace bien.
Hay que curar la debilidad primero y no sustentar la sensibilidad con lo que lo que la calma o satisface.

Hay cosas que para los "planteos" del cariño o "afecto... son dolorosas de escuchar. Pero se puede vivir mejor.

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