sábado, 25 de abril de 2009

Protecciones peligrosas

El tema central es la figura de "protector". Porque uno puede "inmolarse" prolijamente sin darse cuenta. No es cuestión de percibir qué le falta al otro y entregarse a eso. Porque, además, en general, la gente es muy cálida cuando necesita algo y depende... Pero, cuando logra recuperar el timón de sí mismo, en general, adquiere la conducta opuesta: de independencia desinteresada y, muchas veces, hasta sobria o brutamente despreciativa hacia quién lo ayudó, como para reafirmar su capacidad nueva de autonomía.

El ayudar da un ENORME poder. Porque uno se pone por encima de quien ayuda. Y, si eso no se revierte... gana quien ayuda y después es turno de ganar el ayudado, cuando recupera su propio poder. Es muy peligroso. Es causa de muchas desilusiones en lo que lo único que se deasarmó, fue lo ficticio de la relación.

Y esto uno puede hacerlo con todo el mundo. Porque es una inyección de adrenalina momentánea y autoestima peligrosamente cimentada. Va a virar o es necesario acrecentar el juego de poder y la dependencia. Y se abren compensaciones aleatorias y subterfugiadas.

Uno tiene que tener claro esto sino todo el sistema afectivo puede depender de un juego ficticio de poder. Por eso las rabias y las violencias: por ausencia de amor real.

La belleza no es comparable cuantitativamente: es otra dimensión distinta con su entidad propia. No hay compentencia a nivel existencial. Sólo se da a nivel de poder. Y lo propiamente humano no es la energía sino la complementariedad. Los problemas de la sociedad es la animalización intelectual: vivir de lo propio de animales, centrados en eso, pero con la modalidad de reflexión del hombre... la perversión.

Y uno tiene que poder ver esto sino no tiene ni relaciones sanas con nadie ni amor: por eso a uno "lo salva sólo un milagro"... por ser perfectamente irreal aunque se sea prolijamente funcional.
La alerta es porque, desde los atavismos primeros y básicos, pasando por lo que se espera de uno, puede inficionarse en (falsos) encuentros con personas insuficientemente adecuadas, y correctas, sólo para la cartera de intereses.

La figura del protector podría dar lugar a una fuente más o menos errada o patológica de autoestima. Porque uno necesita sentirse superior de algún modo, lo cual incluiría guardar los intereses detrás de una pantalla de servicialidad o disponibilidad.

En el fondo, uno busca darse un lugar al vivir para otro... porque no se lo darían de otro modo. O busca sus intereses para acrecentar la propia "figura" y, entonces, así me ven y me destaco y me incluyen.

Pero ambas cosas haría que confundiera un circuito o errado o patologizante con el amor. Y el amor, como la belleza o el valor de las personas requieren otra mirada y otros adjetivos... aún cuando fueran fuertes o desagradables... pero nunca despreciativos. Porque depreciar para ser uno quien da el lugar es un recurso típico de la dominación, o del "mundo".

Y el otro se sirve gustoso de la protección o sobreprotección, mas ni bien se libera de la dulce pesadez de tener que adaptarse para mantener una dependencia... entonces se transforma en una figura o antagónica, o competitiva o que simplemente guarda un álbum de buenos recuerdos de lo recibido y parte raudamente tras sus intereses refrescados... con el argumento de una nueva etapa y acusación de que el otro quiere retener abusivamente. Y a veces todo esto está cuando, sobre todo o eminentemente, toda la situación ha sido, un juego de poder.

La gente, en general, no quiere percibir los juegos de poder. Porque eso te saca del mundo infantil de los deseos sobredimensionados y de los recursos o físicos o afectivos para controlar o dejar controlar para conseguir... seducciones, artimañas...
Uno podría salir de una situación mala para meterse en una peor, siempre y cuando la otra persona hubiera encontrado la clave de acceso de la "temporada" que va variando con el envejecimiento y la modificación de objetivos y percepción de la sensibilidad.
Es muy doloroso al principio pero es mas real, sano y con proyección vital la verdad. Así también uno apropia la conciencia de recursos propios y se deja de joder y joderse y de hacer de espectador inmaduro de la vida de los demás. Sino uno siempre tiene una historia y sufre absurdamente.
Nadie puede dar lo que no tiene y lo peor es vivir en la fantasía de promesas. Es patológicamente gratificante vivir de lo que se pretende sin pensar si se atiende a la necesidad real del otro. Uno no clausura el derecho a la vida pero si tiene que aprender a seguir creciendo y esperar cuando el otro está dispuesto al dolor de evolucionar CRECIENDO. Y sobretodo no buscar situaciones nuevas sin HABER CORREGIDO la propia óptica. Porque uno funciona mas no SABE vivir.

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