jueves, 31 de diciembre de 2009

Optimismo y esperanza

Uno diría, posiblemente que en la "esperanza" de un mundo mejor, un año mejor, una vida mejor...
Y, tal vez, muchas frustraciones de la "esperanza" que hemos experimentado y padecido... posiblemente ocurrieron y de esos modos... por no haber sido guiados por la esperanza... sino por una especie de "optimismo".
El optimismo, en este sentido, más bien tiene que ver con las seguridades... que todo suceda como lo "presentimos" favorable... En aquello y de aquel modo en que hemos arriesgado las "mejores energías". La sensación de que aquellos... especie de puntos de apoyo... que me brindan una "sensación" de protección y seguridad no se alteren, se corrijan o se mejoren y se afiancen.
Pero escasamente solemos tener una percepción cabal, más madurable y profunda de lo que nos hace bien. Muchas veces queremos cosas buenas pero en el orden de prioridades incorrecto. O queremos, como criaturas, afianzarlo todo y todo junto, para que nuestra colección nos demuestre y probemos a los demás que somos capaces de conservar todo lo que nos da placer o una especie de dimensión de solidez.
Muchas veces la dulce Providencia del Buen Dios tocó nuestra realidad, nuestra carne, nuestra salud, nuestra fortuna, nuestra fama... nuestras "posesiones" o "adquisiciones" de todo orden... Y sentimos que el año cerró mal o con mal pronóstico o desventurado... O, lo que es aún peor: cierra como lo esperaba y me aposento sobre esa sensación... algo asì como triunfal.
La esperanza, de la mano del ángel, nos toca sobre el hombro y nos llama. Nos dice que nada es tan intenso ni tan definitivo ni tan imprescindible. Nos dice que lo único así, seguro y firme, definitivo, es lo eterno... y sólo cuando uno lo busca, recibe y comparte en el Amor... sólo así.
La esperanza destiñe y desluce nuestras fantasías para que no nos fundamos en ellas y desperdiciemos lo mejor de nosotros y lo más escaso que es el tiempo. La esperanza desata de los traumas y complejos e invita a caminar y a descubrir posibilidades nuevas futuras y a apreciar los recursos con los que más o menos torpemento sobrevivimos y atravesamos mil experiencias más o menos dramáticamente deteriorantes.
La esperanza nos ayuda a poner el centro de la mirada más allá del tiempo y a relativizar y reubicarlo todo acá abajo... personas, situaciones, sentimientos... coleccione, logros, depresiones y quebrantos de todo orden.
Nos saca de las "bondades" de las ilusiones humanas y las expectativas sociales para llevarnos al bien real del Amor. Y despierta un olfato -tanto más firme que los sentidos de los animales- que nos hace abandonar y seguir más adelante de lo que atrae y cautiva.
En el final de la esperanza está el abrazo del Padre y en el tiempo de la esperanza está Jesús como Buen Pastor de los pasos de cada día y el corazón consolado, alentado y fortalecido por el Espíritu.
Les deseo un año sin optimismos sino en la positividad de la esperanza... y en Dios... el Señor del Amor... para que sea desde lo profundo, no tanto de la variable y manejable emotividad sino desde lo profundo de cada uno de sí mismos.

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