viernes, 3 de junio de 2011

Emotividad profunda (sana)

Es la emotividad que tiene una persona sana que puede vivenciar sentimientos -para decirlo de algun modo- que se van conformando por la conjunción de la emoción y la lucidez. Que no tiene una especie de construcción de la personalidad por reacción directa a estímulos externos o internalizados ( cosas viejas que claman desde adentro).

Que puede crecer y experimentar y no construir y programar. Lo que no implica que haya construcción o programación en la vida, pero de otro modo y con otro sentido... que esa especie de lucha por la vida.

Hay gente sana y gente que aprendió a encontrar la salud y que sabe -aprendió- a llevar saludablemente todos los distintos tintes de su historia. Esas personas son como prototípicas. Es decir, un estímulo para trabajar la propia interioridad y reencontrar un sistema de vida diferente.

El problema es cuando no les puedo prestar atención sino que compito: porque entonces, el miedo de ser menos y la voracidad de ser más para ocupar un lugar de poder, me impiden trabajar con la serenidad correcta en mi propio proceso de aprendizaje y crecimiento.

Es como cuando a un chico, para "incentivarlo" se lo hace sentir menos, confrontándolo con las capacidades o logros de otros. En vez de percibir primero qué cualidades le fueron confiadas a esa persona y que trabas o dificultades presenta -y por qué causas- para poder entrar en contacto y comunicación con esas aptitudes y trabajar serena y pacientemente en un proceso de crecimiento.

Lo otro es más escenográfico y, además, muy doloroso, porque exige esfuerzos titánicos constantes y crecientes -muy desgastantes- para sostenerse... más el sentimiento subterfugiado de temor porque uno sabe que todo depende de uno... y ahí mismo, uno entró en la ley de la selva: la del más fuerte... que es devorado por, al menos, el paso del tiempo... cuando no por propios errores o incosistencias.

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