domingo, 5 de mayo de 2013

La felicidad

La felicidad no procede del control sino de la afinación con la verdad y con el bien; de una comunión de amor. Pero es necesario destrabar esas potencias espirituales, limpiándolas de los modos afectivos de la posesión y del control que proceden del miedo: a no contar, no me llamen, no ser incluído, no conseguir mis seguridades. Y aprender a vivir desde adentro, desde las raíces... y DESDE más-allá

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