martes, 1 de enero de 2013

Impotencia moral


Impotencia moral es impotencia: estirilidad. No hay más percepción. Lo que parecía ser un estimulante que daba resultados notables... es MUCHO MÁS lo que se lleva que lo que estaba dando... y lo que prometía dar.

Cuando uno entra en "negociaciones" con la verdad, el pivote son mis intereses y como se constituyen en seguridades internas mías. Y hay una especie de adrenalina de querer ganar a cualquier precio, con cualquier costo de daño... dentro de los límites del "dentro" que yo concibo como decente... Lo que DE NINGUN MODO quiere decir que lo sea.

De hecho, los seres humanos, en su evolución, adquieren la libertad de mirar con veracidad y distancia sus propios hechos y no necesitan entonces disfrazar nada más en una especie de película de ciencia ficción privada... para que algo resultara contablemente aceptable... Y no generara el nivel de culpa que me "desestabiliza" para seguir consiguiendo lo que pretendo...

Cuando algo es buscado hay una decisión y un movimiento que no se detiene más... aún cuando encuentre más dificultades que las esperables... Porque la fuente no está más en mí sino afuera. Y en mí, está el querer aprender a amarlo y la percepción de que eso es vitalmente esencial; fuente de salud y liberador. No para hacer lo que quisiere sino para aprender a hacer lo que es correcto con la sabiduría de la prudencia... que supera los límite estrechos de una sola astucia... sin sana referencia en la verdad...

La esterilidad moral genera una potecialidad exacerbada de crear ficciones mentales en las que mi manejo se mantiene cómodo dentro de los límites que me resultan controlables... Pero sin animarme a salir al mundo exterior para conocerlo realmente.

Desde los ámbitos afectivos más o menos cerrados, compactos y seguros, los seres humanos, muy generalmente, transitan dentro de esas construcciones afectivas con los aditamentos agregados con el paso del tiempo. 

Y lo exterior es como la vuelta del perro: salgo para volver acá... Pero nunca entro en mí y percibo siempre dentro de esos circuitos. Circulo en esos sistemas de laberintos... Pero sin caminar en el exterior ni pergrinar hacia ninguna fuente de vida.

La religión y actividades o grupos, también pueden ser generados dentro de estos sistemas de construcciones.
No es Dios o la fe, sino mi ídolo y la luz de la fe, hurtada como lamparita para espiar y ver qué puedo controlar dentro mis intereses... no percibidos en su  desquicio y potencialidad de daño...

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