martes, 29 de abril de 2014

uno no se forja, se descubre


Uno, diría yo... no se forja...
Se DESCUBRE. Nacemos portando un don y un sentido que se expresarán y comunicarán en una vocación y una misión en la vida.
No me forjo... el mundo me enseña a forjar porque me PROVEE y eso no es Providencia... el mundo, que provee, cobra por lo que provee y te examina con tu "cursus honorum"... el de tu curriculum...
Descubrirse implica silencio y quietud en la tensión del tumulto de intereses y de resultados...
Descubrirse significa abrirse también al ESTÍMULO no a la forja. Cuando uno percibe amor de parte del otro es sólo un estímulo una invitación al amor... a salir de uno mismo y a desplegarse... El cobijo no estará JAMÁS en el exterior sino en la propia esencia (este punto tiene todo un capítulo jajajajaja).
El exterior es la intemperie. La dimensión donde aprendo a ser señor... desplegando el señorío que me fue confiado... Y ahí, no pretendo ser dueño ni poseer acreencias... Son un hombre que camina... un peregrino. Puesto en la existencia con la sutileza de un soplo... aunque el aterrizaje hubiese sido violento. Y estoy invitado a caminar atravesando todo... sin quedarme ni pegado ni prendido a nada...
Para dar a cosa y persona su lugar. Uno no puede todo ni tiene tiempo para amar a todo el mundo. 
O armo colecciones de intereses con expectativas de catálogos de éxitos... o reconozco a cada uno su espacio... No es una seguridad afectiva o de recuerdos, no es restaurar o reemplazar figuras evanescentes o dañosas: es como dice el zorro al Principito... domesticar... hacer de la casa...
No de la "propiedad" sino de la casa como hogar... un espacio REAL de crecimiento y maduración... no de resolver experiencias históricas...
El té es siempre a la canasta y la vida es a la canasta salvo cuando se encuentran socios por acurdos y alianzas y negocian... aún en el plano de la supuesta y aparente intimidad afectiva... que es, en realidad, solo privacidad mental...

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