miércoles, 11 de marzo de 2009

Perfecciones agotadoras

Caer en la tentación de lo "perfecto" causa mentira y desasosiego. Mentira porque es un estadío jamás conseguido y, sostener una mentira es un desgaste inmenso; mucho más que los sacrificios del esfuerzo de crecer. Y desasosiego porque uno jamás sabrá quién es ni lo que hace, sino sólo podrá contabilizar sus conquistas cotidianas.
La dimensión interna de la vida estará llena de todos los agujeros que hay en el vivir. Eso es lo básico; la sensación de plenitud está sólo en el Amor.
Las personas no ocupan el lugar de verdad y realidad que les corresponde.
Es verdad que el corazón aspira a un bienestar cordial; pero usualmente el centro está puesto del otro lado y el corazón... sufre.
Toda la realidad interior histórica está transida de situaciones de dolor que pueden ser fuente de reproche y de violencia interna. Y, sin tomar mucha conciencia, el desenvolverse de mi vida puede ser algo así como ser una especie de director de orquesta de esa violencia interna. Y así, elegimos modelos que se identifiquen con esa "violencia" para enmascarar y esconder su presión y su dolor. O elegimos como espacios de calma del dolor de la violencia que son como espejismos gratificantes.
No avergonzarme de mi violencia, comprender sanamente que es parte de mí, y que mis estallidos circunstanciales, no controlados, pueden ser el camino para reconocerla, acogerla y no dejar que ella decida por mí, en mi existencia.
Si uno fue programado para ser "perfecto"...hay que sostenerlo!!!!!!!!! y probablemente eso cree una especie de halo de lo que debo proyectar para ser querido, respetado y conseguir un lugar. Si no lo soy, miento o huyo. Y si lo logro "ser "perfecto"... después tengo que crear un personaje exterior que lo sostenga y convivir conmigo mismo... sólo calmándome pero nunca mirándome...
La reconciliación es entrar en ese dolor y ver cómo está y pensar que no se puede volver atrás pero sí, se puede ir adelante de un modo nuevo. Eso generará, tal vez, otro tipo de dolor, pero un dolor sano, como de parto.

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