Cuando uno descubre su espíritu y la capacidad de amar, la posibilidad física sólo nos distancia de los egoismos de los demás que sólo me integraban cuando podía vivir arrebañado... Y es doloroso darse cuenta de que lo que parecían vínculos era sólo eso... un rebaño... que, cuando se arroja el lobo... deja débil y expuesto al más débil... porque los demás siguen "su" instinto de autoconservación... no el de la especie.
La discapacidad nos impide y también abre otros horizontes. Uno percibe la generosidad y la fidelidad de los demás... no la pena... que podría ser sólo el motor en muchos. O la culpa de sentirse malos por no ser bien vistos haciendo lo que otros esperan. La discapacidad aumento nuestra capacidad de contemplar y de desear...
esas aptitudes son no menos potentes que la acción... Es más, dejan de quedar encajonadas en los límites del espacio... Como las ondas de TV: encuentran un receptor en el lugar menos pensado y amanece una comunión en la misma verdad... que se puede hacer acción en otra parte, con otras manos y corazón...
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