El trazo entre la mirada y la enfermedad es la fantasía que lleva a las ilusiones: un refugio de viejas heridas que busca recrear un presente grato... pero sin felicidad.
Una felicidad publicitaria y satisfactoria... pero sin verdad ni amor: el signo es que no hay crecimiento.
En la gratificación hay gusto y una especie de obesidad existencial. Aumento el gusto y un tipo de goce. Pero, al no haber crecimiento no hay vida ni amor: para eso es la libertad, para crecer. Despegarse del poder atractivo de los gustos y la seducción de los juegos de poder afectivos de otros y elegir y avanzar.
Uno no abandona a los demás sino que los recibe de un modo completamente diferente... No más seductor y publicitario...
No hay comentarios:
Publicar un comentario