domingo, 21 de diciembre de 2008

El tiempo del amor

El amor es más poderoso que los límites infranqueables del tiempo y el perdón tiene mucho que ver con ese espíritu.
La oración es una ofrenda y no un contacto "privilegiado"... a ver si me consigue el asunto más rápido y con "costos" más convenientes... o sea, con MÁS para mí y menos inversión para conseguirlo.

Mucha gente se pasa la vida sin llegar a descubrir el valor del afecto y del cariño compartido. El trabajo los calma de las tensiones de sus sacrificios, pero nunca pueden encontrarse con las personas con delicadeza profunda.
El afecto, el respeto, los dones de las personas son un tesoro que te permite atravesar cualquier cosa sin ser esclavo de tu propio trabajo o de tu sacrificio.
Algunas personas finalmente pueden, pese a su propio dolor, miedo, desconcierto e intentos de forzar todo para refugiarse en sus viejas seguridades, empezar a asomarse a través del miedo y ver sus propios errores con un poco de dulzura.
Lo implacable que uno es con los demás, lo es también consigo mismo. Y uno tiene miedo de sus propios errores y no sabe cómo hacer para perdonarse; cómo hacer para empezar de nuevo y tener la LIBERTAD de poder decirse "me equivoqué, e, incluso, desperdicié una parte importante de mi vida, pero eso no es nada terrible porque puedo sentarme sobre mis propios escombros y empezar. Porque el poder del AMOR es INFINITAMENTE mayor que el tiempo que yo mismo hubiere desperdiciado".
Tal vez nos falta aprender eso que va curando los miedos de los errores: el amor tiene un poder MUCHO MAYOR que el del tiempo. Y si bien el tiempo tiene un límite infranqueable porque no puede volver atrás, el amor me ofrece una hoja nueva para reescribir mi vida; me regala otro tiempo: el tiempo del amor.
Es lo que los "amantes" buscan equivocadamente en paraísos de refugios. Tratar de inventar cosas para sentirse bien, de salir de compras o armar programas. Y esto no es nada malo cuando es para descubrir cosas nuevas juntos y, en esas cosas, más que nada, poder descubrir lo que uno tiene adentro y compartirlo con el otro sencilla y serenamente. Pero es malísimo cuando son como los caprichos de los niños para tener cada vez más y sentirse poderoso por la capacidad de hacer o de tener cosas. Eso, en sí mismo, no te ayuda a conocerte y saber cómo podés compartir con los demás sino sólo a saber que podés llegar a tener.
El poder llegar a "tener" para sentirte seguro, está a un paso del engaño y de la mentira y del abuso y del deterioro de uno mismo, porque llega un punto donde el "tener" encuentra un techo.
La fantasía "pelotuda" del self-made-man: llegar a pensar que sólo con su conciencia individual podría darse la armonía superior que uno necesita como persona, pero que el individuo solo no tiene la capacidad de hacerlo.
En la oración uno puede ofrendar el dolor y el miedo y la dificultad, y abandonarlas al poder creativo del Amor de Dios.
Los niños se pegan a los adultos porque temen. Los adultos libres se saben sanamente necesitados y no buscan compulsivamente el refugio; caminan juntos, se interesan juntos.
El abrazo más importante es el "interior", el que uno se da a sí mismo como persona para perdonarse, amarse, decubrirse y abrirse a correr riesgos, y no vivir siempre teniendo que "consentirse" para disulparse y tirar para adelante de cualquier modo.

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