sábado, 4 de octubre de 2008

Casamiento y matrimonio

Mucha gente no cree y no creyó en el matrimonio, por eso se van a vivir juntos. Y, en realidad, la convivencia, no revela nada de lo que es un matrimonio y sí, solamente, de cierto tipo y dimensión de hábitos del otro. Y entonces, si la prueba de esos hábitos resultare aceptable, se pasa de un contrato provisorio de cohabitación física, afectiva, económica... a un contrato más estable y definitivo que es el casamiento.
Pero de nuevo, el casamiento no hace al matrimonio. El matrimonio es otra cosa. No un mutuo soporte afectivo de los miedos a la soledad y al desamparo. Como un bebé que, biológicamente, es prácticamente el ser más desprotegido de la tierra. No es una superación de la desprotección y el desamparo... revestido, además, con el "reaseguro" de los "logros y resultados" dentro del catálogo de moda en la aceptación social de turno.
El matrimonio es una comunicación con el corazón del otro y eso es el comienzo del Amor y la diferencia ABISMAL con una especie de afecto cariñoso, más mental, manipulable, fácilmente prisionero de las carencias, adaptable en todo tipo de fantasías, materia prima para poder ocultar todo tipo de temores profundos no visualizados ni visualizables hasta que no haya desarrollado una saludable confianza en personas que serán veraces pero no ficticiamente aprobadoras.
El matrimonio, al producir una comunicación real y profunda, entra en la esencia del otro para verla desde la distancia. Y, en esa distancia, percibe también que hay un Amor superior al suyo y que es más fuerte y sólido y primero ¡y lo será siempre! y que produce sobriedad en el afecto, libera de la lucha de tener uno mismo que ser el todo y el primero para el otro siempre. Y genera, por la percepción de esa dimensión del otro, y la mutua elección, un amor común que se proyecta en una dimensión matrimonial de la vida humana.
El origen de una familia en la que cada uno tiene sentido propio, no dado ni producido, ni reclamable por el estímulo aportado. En el que cada persona tiene un término propio, en tiempo, diferente de las expectativas consumistas de utilidad o compañía del otro.
El punto es que, sin un trabajo largo y profundo, el sentido de la vida como "vocación" humana, no está despierto y todo lo que se constituye está más cerca de un plano contractual y provisorio. Según el tono de la época el "afecto" tendrá un tono más de valores espirituales o de "honor" -como una "pátina" de eso en muchísimos casos- pero será sólo un "tono"... porque la intención real no está visualizada... por temor a ver las carencias y su acción determinante... y el miedo de perder poder si se pierde el control del flujo de las carencias. Y el miedo de no poder salir jamás de la profunda soledad existencial, en que me sumerge no poder entrar con total sinceridad dentro de mí mismo y ponerle nombres claros a lo que siento para poder conducirlo hacia una vida que quiero vivir y que no sé cómo hacer... por el mismo hecho de sentirse solo en esto y constantemente clausurado... ahí, hay sólo asfixia... y algunas distracciones que, segun como logre conectarme con la dimensión gratificante de la fantasía... me permitiran sentirme razonablemente "bien"...

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