sábado, 4 de octubre de 2008

Soy yo (no vos)

Si uno ataca al otro, con más o menos compasión, pero lo ataca porque se siente desbordado por sus abusos -los cuales eran amablemente tolerables dentro de los límites del placer consentido por uno-, entonces, lo que corrige no es el ORDEN que puede ser base para un vínculo o una sociedad, sino que se venga de que el otro haya pinchado una fantasía más o menos grata. Entonces, se produce el desplazamiento del amor al odio. Odio que podrá tener distintos tipos de expresión y de intensidad y con más o menos eufemismos detrás.
En cambio, el camino distinto, de entrar en sí mismo y ver qué le permití al otro, por qué yo lo hice, qué sacaba de eso, por qué lo mantuve tanto tiempo, qué me impidió dar cuenta y encontrar ahí una clara conexión, lleva a una profunda benevolencia, compasión y determinación de hacer las correcciones necesarias y vitales, para no caer en una más o menos sutil venganza o infantilismo de volver a mi "nivel de tolerancia" entre la tensión y el placer.
El constante error de decir que el amor tiene que ver con negociar, y no con ser sinceros y dialogar que, aunque se le parezca, no tiene nada que ver. Se pueden negociar contratos y acuerdos comerciales o políticos, pero no vínculos. Incluso, al buscar la paz social, nacional o internacional, si no hay grandeza en los líderes -cosa que no se puede exigir, pero sí, hay que percibir- no se gesta una comunidad de naciones... sino sólo naciones unidas... que ya es bastante... aunque es mucho más frágil... Cuando se le cambian los nombres a las instituciones, tal vez, también, se esté indicando una variación en los valores de la sociedad y una orientación diferente de sentimientos a meras emociones que acompañan momentos.

No hay comentarios: