sábado, 4 de octubre de 2008

Morir (a las fantasias) para poder resucitar (a la vida)

Lo bueno de la sabiduría es que es sólo una semilla.

La parte más dolorosa es que hay que injertarla en la propia carne para que libere su fecundidad y arrastre las formas obsoletas, o sea, no vitales, y geste las nuevas.

Sin entierro, no hay nacimiento; sin oscuridad, no hay luz; sin dolor, no hay nacimiento.

No hay comentarios: