Hay que aprender a vivir con uno mismo. Sin eso no hay hallazgo del tesoro que es uno, y la vida es un construir intercambios segun un coctel de ilusiones mas o menos presurizadas con violencia o dulzura, y con la inevitable y angustiosa renuncia al tener propia vida.
Este tema es universal. La fe ha venido a mostrar el camino de la libertad; la salud no para la eficacia sino para el amor, la libertad no para elegir sino para poder crecer y los encuentros no para acumular -con el consiguiente dolor de tener que custodiar- sino para dialogar, comunicarse, aprender y compartir. La famosa comunión.
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