sábado, 4 de octubre de 2008

Vinculos

Uno no puede tener un vínculo con otros si no lo ha generado antes consigo mismo. Porque, en el trato con los demás hay una serie de intercambios o necesarios o convenientes -sin entrar a distinguir las múltiples formas válidas o degradadas de "conveniencia"- que darían la sensación de que hay una comunicación hacia una comunión... cuando, en realidad, hay sólo intercambio.
Y eso mientras es grato funciona. Cuando no, el torrente de decepciones y "balaceras" recíprocas
para recordar quién era LA víctima honesta y perjudicada -aunque uno por "ser humano" reconozca "algunas deficiencias"- y ahí no puede haber verdad sanante, aunque haya verismo en las descripciones.
El vínculo está constituido sobre, al menos dos cosas, la verdad y su despliegue. No alcanza con sólo ver la verdad; la verdad pide la carne y el riesgo de darle forma personal, profunda y concreta. Como una obra de arte: puede ser o decorativa o artística. Muchas personas buscan complacer. Y en eso, no le importan ni siquiera los demás -aunque puedan crear una sensación vívida de esto- sino que buscan siempre saciar su interés, segun el acopio de las situaciones coyunturales.
El vínculo es fuente de solidez. En términos evangélicos es la parábola de construir la casa sobre roca y no sobre arena.
La tolerancia de la imperfección muchas veces no es aceptación de la realidad sino sólo una satisfacción de intereses a la espera de encontrar más un poco más adelante.
La verdad es muy superior a la concreción y lo honrado es el crecimiento
y no el dinero como fin. Es lógico que te paguen para vivir y crecer y desarrollarte, pero sin perder de vista que uno da "vida" y recibir dinero, en el fondo, no es equiparable.

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